Escasas y de costo prohibitivo, las trufas ocupan un lugar privilegiado en el mundo de la cocina, incluso desde los tiempos de los antiguos griegos y romanos, quienes las consideraban un potente afrodisíaco.

Las trufas crecen bajo la superficie del suelo, normalmente de 10 a 15 cm de profundidad, aunque en algunas ocasiones pueden llegar a encontrarse hasta a 35 centímetros.

Las de color negro, que son las más solicitadas, se forman durante la primavera a partir de un hongo (Tuber melanosporum) que crece durante los meses de verano para ser cosechado en el invierno. Cuando están aún inmaduras, su color es blanco; solo después las trufas emiten el potente y característico aroma que las transforma en un ingrediente tan valorado en la cocina.

Podría pensarse que sus cualidades son aprovechadas en el mercado de la belleza únicamente en perfumería, pues su particular aroma forma parte de muchas fragancias.

Pero la cosmética valora a las trufas también por otras razones: se ha comprobado que sus componentes tienen la capacidad de ayudar a la piel a retrasar el deterioro que se produce naturalmente con el paso del tiempo. Aplicada sobre ésta, la trufa sería capaz de lograr que las células vivan más tiempo y en mejores condiciones.

Aún poco utilizada para estos fines, la trufa negra -su aceite, para ser más precisos- se suma así a la lista de ingredientes cosméticos de lujo, que incluye a las perlas, el oro y los diamantes.

"La trufa es uno de los hongos más valorados en la cocina, pero también lo es en la cosmética por su efecto positivo en la piel. Si bien su uso ha aparecido sólo en los últimos años, los resultados han sido muy prometedores ", explica la dermatóloga Claudia de la Cruz, de la clínica Dermacross, quien sugiere utilizar estos productos con supervisión médica.

"Así se evitan alergias o reacciones de irritación en la piel ", acota. Asimismo, la especialista comenta que los efectos reales del aceite de trufa en la piel son variados, pero lo más importante es que tiene un efecto tensor que mejora la tonicidad de la piel, además de aportar una gran cantidad de antioxidantes.

"La trufa negra actúa como blanqueadora e iluminadora: ayuda a disminuir la pigmentación de la piel de uno a dos tonos, junto con atenuar manchas que aparecen por la sobreexposición al sol.

"Además, a nivel cutáneo, induce la formación del colágeno y las fibras elásticas, además de atenuar surcos en la piel", explica.

Incorporar trufas negras en la dieta no tendría el mismo efecto en la piel que la aplicación tópica del aceite o de cosméticos que lo contengan. Sin embargo, ingerirlas sí tiene un efecto antioxidante en el organismo en general.

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