El trabajo es un espacio de responsabilidad social. Hoy prácticamente 6 de cada 10 empleos son informales debido a los altos costos tributarios y laborales de registrar un empleo formal. Y pese a ser uno de los países en donde más horas se trabaja, los salarios de los mexicanos están estancados.

Necesitamos mejores salarios y mejores empleos. Por eso propongo subir el salario mínimo hasta que sea equivalente al precio de la canasta básica y garantizar que todos aquellos trabajadores que ganen menos de 15 mil pesos no paguen Impuesto Sobre la Renta (IMCO y COPARMEX lo propusieron). El costo de esta última medida se puede absorber si el gobierno corta de tajo el derroche en publicidad, fondos de moches y financiamiento a partidos. También hace falta emprender una desregulación agresiva de la economía para que las empresas tengan menos barreras para generar nuevos empleos. Mi propuesta busca facilitar el ingreso al mercado formal, por ejemplo, reduciendo al mínimo la cuota obrero patronal.

El mercado laboral no permite la participación de la mujer en condiciones de equidad, por lo que nuestro país sigue desaprovechando una enorme reserva de talento y energía. Yo daré a la participación equitativa de la mujer en el trabajo formal la máxima prioridad. Primero, hay que corregir la inequidad salarial. Las sanciones deben ser fuertes a quien pague un sueldo menor a las mujeres con respecto a los hombres por el mismo trabajo. Segundo, voy a flexibilizar los horarios de trabajo y fortalecer en serio las redes de estancias infantiles en términos de horarios y presupuesto. Tercero, me comprometo a lograr el acceso universal a la salud y prestaciones básicas de las trabajadoras del hogar, mexicanas que han quedado injustamente al margen de los derechos laborales. Y cuarto, propongo que se dé crédito a las mujeres de manera que puedan emprender un negocio. Requerimos el mayor incentivo fiscal posible a las empresas que contraten personas con discapacidad y adultos mayores.

Yo quiero un México que integra a los jóvenes al mercado laboral en condiciones de formalidad y dignidad. He dicho que los jóvenes no quieren que el gobierno les regale 3 mil pesos al mes; la intención de una propuesta así es esclavizarlos y que dependan del gobierno. Lo que necesitan son condiciones para que con su talento, creatividad, esfuerzo y mérito puedan ganar más de 3 mil pesos o 30 mil, 300 mil o 3 millones y que no los obliguen a acudir a los llamados del gobierno en turno. Por eso, voy a fomentar la cultura del emprendimiento acompañándolo de un sistema financiero fuerte y facilidades para la formalidad y registro de los empleos que se generen. El Estado debe poner las condiciones para crear trabajo bien pagado.

Finalmente, voy a trabajar con las comunidades indígenas para que ingresen a un mercado formal de trabajo a través del respeto a usos y costumbres. Como lo dijo Eufrosina Cruz, mi asesora en política social: “Hoy, de lo que se trata es de hacer las cosas de otra manera, de gobernar de abajo hacia arriba y de recuperar los valores que heredamos de nuestros ancestros y que pueden servir para complementar el trabajo que realizará el gobierno”.

POR CIERTO. Las palabras que pronuncian AMLO y sus cercanos al referirse a los empresarios son muestra de las ideas que tienen en la mente y las emociones que hay en sus corazones. No son palabras ni emociones que reflejan un liderazgo que quiere concordia, unión, libertad o respeto para México y los mexicanos que no piensan como él. AMLO descalifica, dice que no ve ninguna cualidad a sus adversarios —aunque ellos ya habían expresado alguna cualidad a favor de él—, les dice corruptos y ladrones a los empresarios que no están con él, los manda a la mafia de poder sólo porque piensan distinto... “De la abundancia del corazón habla la boca.”

Abogada

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