No ha pasado ni un mes desde las elecciones en que Andrés Manuel López Obrador consiguió un triunfo electoral arrasador, cuando además ya se han dado indicios de cambios significativos en lo que será la relación entre las presidencias de México y de Estados Unidos.

Al día siguiente de la elección Donald Trump sostuvo una llamada con López Obrador, posteriormente, el virtual presidente de México recibió una comitiva estadounidense de alto nivel que visitó el país. En esa reunión el equipo de AMLO envió una carta a Trump en la idea de delinear algunas propuestas para replantear la relación entre los dos países. Dicha carta fue respondida por el mandatario estadounidense y hecha pública por el mismo presidente electo López Obrador. Nada de filtraciones ni especulaciones, lo que se antoja ya como una nueva forma de comunicación entre el nuevo equipo presidencial y la opinión pública mexicana, lo que se refuerza con las conferencia de prensa que tanto López Obrador como Marcelo Ebrard, virtual canciller de la próxima administración, han dado para explicar el contenido de las reuniones, tanto la que se dio con la comitiva estadounidense como con el equipo canadiense, que también se reunió ya con López Obrador.

De estos días vertiginosos destaca el hecho de que el contacto que se ha dado entre los susodichos personajes se ha mantenido en términos respetuosos e incluso cordiales, sobre todo dado el estilo rudo de Trump y el carácter decidido de López Obrador. Hasta ahora se han impuesto las cuidadosas cartas por encima de tuits ofensivos, burlones o descalificadores con que nos tenía acostumbrados Trump. Esto no implica que haya que confiarse y siempre hay que estar preparados para una estocada de parte del estadounidense, pero hasta esta posibilidad juega a favor del equipo de AMLO porque nadie se sorprendería si Trump cambia intempestivamente de opinión o responde de manera altanera a través de su Twitter.

Sobresalen algunos temas del contenido de las cartas que vale la pena tener en el radar. La insistencia de Trump de acelerar las negociaciones del Tratado de Libre Comercio que, de acuerdo a su dicho, de no hacerse rápido lo “obligaría a tomar un camino muy distinto”. Sin duda en el comentario hay una amenaza velada que no llega al punto de patear el tablero por lo que permite mantener el intercambio. Sobre todo, porque esta negociación sigue estando bajo la dirección del equipo designado por el aún presidente Peña Nieto, quien en todo caso concluiría la negociación y firmaría el Tratado.

Otro punto que destaca es el hecho de que, si bien Trump se abstiene de mencionar el tema del muro sí habla de “fronteras fuertemente aseguradas”, lo que implica que no renuncia a su idea de blindar físicamente el espacio que divide a cada país. Este punto saltará como la liebre tarde o temprano.

El último punto es tal vez el más relevante. Al cierre de su carta Trump señala que aprecia la lucha contra la corrupción que encabeza el virtual presidente de México y añade que “su administración está lista para apoyarle en ese esfuerzo”. Este punto no es una mera cortesía, sino que dado que Washington conoce las tramas y redes de corrupción que se han tejido a lo largo de años en México, el mensaje es que está dispuesto a ofrecer esa información cuando le resulte conveniente. Ante esta posibilidad, más de uno estarán preocupados de que dichos expedientes lleguen a manos de la justicia mexicana.

Profesora/investigadora en el Instituto Mora.
@migrantologos

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