En el esquema de División de Poderes definido por la Constitución, desde las cámaras se definirá el nuevo rumbo del país y se combatirán los dos grandes temas que más nos agobian: inseguridad y corrupción. Por las cámaras pasará también el combate a la desigualdad y las nuevas políticas educativas y de desarrollo sustentable, entre otras.

De acuerdo con la Ley de Planeación, el Ejecutivo deberá comenzar a preparar el nuevo Plan Nacional de Desarrollo y la Cámara de Diputados deberá aprobarlo antes de febrero próximo. Es la hoja de ruta. Aunque el plan estará vigente los siguientes seis años, por ley debe contener consideraciones de largo plazo con un horizonte de hasta veinte años.

Paralelamente, deberá revisarse el paquete fiscal con especial atención a la Ley de Ingresos y al Presupuesto de Egresos. Es difícil que en el Presupuesto 2019 ya se vean reflejados, en su totalidad, los ajustes en el gasto de los tres poderes y de los órganos autónomos, así como reasignaciones presupuestales.

A esta Legislatura corresponderá concretar los nombramientos que quedaron pendientes en la Legislatura anterior, más los que le toquen por el vencimiento de plazos de integrantes de la Suprema Corte, Consejo de la Judicatura Federal y algunos de los órganos constitucionales autónomos.

También es probable que el Ejecutivo envíe para ratificación instrumentos internacionales como el Convenio 189 de la OIT respecto del trabajo doméstico; el Protocolo facultativo de la Convención de los Derechos del Niño y tres Convenciones de la OEA: personas mayores, discriminación, racismo y otras formas de intolerancia.

La LXIV legislatura va a ser muy observada en sus acciones; de hecho, ya lo está siendo. Llamó la atención por ejemplo que no obstante ser la primera Legislatura en la que se logró paridad de género, los representantes de las bancadas de todos los partidos políticos sean hombres y que, en consecuencia, la Junta de Coordinación Política, principal órgano decisorio, no reflejará la paridad alcanzada.

Falta esperar la definición de las presidencias de las principales comisiones y esperamos que no se considere que hay temas “de mujeres” como la atención a grupos en situación de vulnerabilidad o los derechos de la niñez y la adolescencia. Esto es, esperamos que la asignación de Comisiones esté libre de estereotipos y que en esta legislatura haya un compromiso real por la igualdad por parte de los hombres y mujeres que la integran y que ésta se note en el trabajo legislativo.

Las y los diputados y senadores que recién iniciaron funciones serán los primeros que tendrán la posibilidad de ser reelectos en virtud de la reforma constitucional del 10 de febrero de 2014, que señala que los senadores podrán ser electos hasta por dos periodos y los diputados hasta por cuatro periodos consecutivos.

Esto implicará que tendrán que estar más atentos a los reclamos e intereses de quienes los eligieron y tendrán que rendir buenas cuentas a los ciudadanos. Con la reforma constitucional que permite la reelección legislativa se busca la profesionalización de la carrera parlamentaria y también una mayor comunicación entre electores y elegidos. Aunque el próximo gobierno ya anunció el empleo frecuente de mecanismos de democracia participativa, eso será excepcional, porque en el día a día son nuestros representantes quienes irán tomando las decisiones en nuestro nombre.

La representación popular debe ser la caja de resonancia de los sentimientos de la Nación. Ojalá que desde Reforma y San Lázaro no se pierda la sensibilidad ni la visión del México fracturado y dolido que espera acciones legislativas idóneas.

Ha transcurrido una semana y la primera evaluación ya está siendo realizada. Esa es y será la dinámica de los nuevos tiempos. Las expectativas siguen ahí.

Directora de Derechos Humanos.
@leticia_ bonifaz

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