“Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz” (UNESCO) 


En días pasados se presentó en el Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo (CEESTM), bajo la dirección del suscrito, la obra monumental del autor Rafael Medina Martínez titulada: “Alfonso García Robles Premio Nobel de la Paz, Padre del Desarme Nuclear en América Latina”.

Se firmó un compromiso entre este Centro de Estudios y la Fundación Diplomática Alfonso García Robles presidida por el autor del libro y como testigo de honor, el ex Presidente de la República, el licenciado Luis Echeverría Álvarez. El interés fue sumar esfuerzos y trabajar intensamente contra el peligro inminente de una conflagración nuclear, por medio de amenazas irresponsables de dos países, contraviniendo los principios y normas consagradas en la Carta de las Naciones Unidas, tratando de resolver sus controversias haciendo caso omiso de evitar el uso de la fuerza sobre la amenaza que pudieran poner en peligro la paz, la seguridad internacional y a la humanidad en su conjunto.

Se rindió homenaje a nuestro faro de luz y símbolo de la dignidad nacional, Benito Juárez.

Oportuna resulta la obra en estos momentos que sufre el mundo una nueva guerra fría, ambiente en el cual dos países quieren resolver sus problemas poniendo en peligro irresponsablemente con “fuego y furia” la seguridad internacional.

En un ambiente de cordialidad acordaron las instituciones antes mencionadas, sellar un compromiso mediante la suscripción de un convenio para luchar y promover el desarme nuclear en todos los foros, instituciones y medios de comunicación que sean posibles para promover la paz y el desarme nuclear general y completo, divulgando la obra del Padre del tratado de Tlatelolco y Premio Nobel de la Paz, don Alfonso García Robles, quien consagró su vida en la Organización de las Naciones Unidas a impulsar la desnuclearización de armas atómicas en América Latina.

En este momento que escuchamos tambores de guerra de algunos países que han desatado una desenfrenada vorágine y locura que amenaza como una espada de Damocles al mundo entero, se comprometieron a organizar una conferencia en favor de la Paz y del Desarme Nuclear, en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas en México.

Tema especial, fue promover la reedición de este libro ejemplar en otros idiomas como el mandarín, para que su lectura y difusión trascienda al mundo entero, a fin de coadyuvar con los hombres de buena voluntad y fe en la existencia de un mundo en paz y con justicia social a la promoción de los altos valores que México como potencia de la paz, ha impulsado a lo largo de su historia, enarbolando principios de la paz con otro nombre: el desarrollo y la concordia de los pueblos del mundo a través de la educación.

La presentación del libro tuvo como marco de referencia histórico el 72 aniversario de la explosión de dos bombas atómicas lanzadas en contra de la población civil, en Hiroshima y Nagasak,i el 6 y 9 de agosto de 1945, cuando Japón ya había sido vencido. La cifra de muertos y heridos fue aterradora, fallecieron por las explosiones de esos pavorosos artefactos, más de 350 mil personas. ello representó un verdadero infierno de Dante, por lo que este aniversario no es cosa del pasado, pues mientras haya armas nucleares y políticos que amenacen usarlas, el horror puede saltar a nuestro mundo actual en cualquier momento.

La Organización de las Naciones Unidas aprobó un tratado de prohibición de armas nucleares, firmado por 122 países y territorios pertenecientes a esta organización, tratado que seguramente no lo firmaran las potencias del club atómico.

Estamos al borde de un precipicio nuclear, como hace 72 años padecieron Hiroshima y Nagasaki de esta ofensiva contra la humanidad, sin comprender enteramente su significado. Jamás a lo largo de siglos de violencia y esperanza, el hombre había afrontado tantos peligros en términos de la realidad científica aplicada para la destrucción mutua asegurada.

La humanidad ha perdido de vista las prioridades fundamentales de la existencia de la humanidad, ha olvidado la combinación de intereses que unen a las civilizaciones, y por tanto las instancias mismas y a su vez las relaciones materiales que unen a los hombres y a su medio natural con la aparición de este fantasma de la destrucción del mundo entero.

Por este motivo no podemos olvidar los principios consagrados en la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados, aprobada por abrumadora mayoría el 12 de diciembre de 1974, la cual estableció un código ético, legal y moral para una convivencia armónica respetando a los países oprimidos y débiles, en sus valores soberanos para convivir, respetarse sin amenazas o uso de fuerza unilateral.

Director general del Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo

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