La irracionalidad se ha adueñado de dos de los actores políticos principales del país: Peña Nieto y AMLO. El primero, con la obsesión de descarrilar a Ricardo Anaya mediante el uso grosero y burdo de la PGR para ayudar a su candidato, José Antonio Meade; y el segundo, quien amenaza con “soltar al tigre” si no se reconoce su pretendido triunfo.

El resultado de la estrategia del PRI y Enrique Peña favoreció al Peje porque éste creció 1 o 2 puntos, Anaya se mantuvo estable, y Meade siguió cayendo en las encuestas. Se evidenció, con ello, el pacto de Peña con AMLO a cambio de la amnistía ofrecida a los corruptos y del perdón otorgado a los sectores más nocivos del viejo régimen priísta.

Otro saldo resultante de la ofensiva priísta fue que sembraron dudas sociales sobre la honorabilidad de Ricardo Anaya y se dio pie a que desde la coalición opositora (PAN, PRD, MC) algunos se pusieran a trabajar a favor de un “plan B” para sustituir a Anaya, lo cual definitivamente no sucederá, más aún después de que el INE condenó la actuación de la PGR por violar el principio de igualdad e imparcialidad en las contiendas electorales.

¿Por qué hablo de un pacto entre Peña y AMLO, además del resultado de la estrategia gubernamental referida, que terminó por favorecer a éste último, a pesar de que mucho se dice que después de Anaya tendrían en la mira golpear al Peje, exhibiéndole operaciones de “lavado de dinero” y vinculándolo con el narco para financiar sus enormes gastos?

Precisamente porque este candidato piensa que Peña lo puede traicionar y no cumplirle el acuerdo para dejarlo llegar a la Presidencia, fue que ante los banqueros en Acapulco volvió a exhibir su vena anti-institucional y amenazó con que si hay fraude “van a soltar al tigre”; o sea: “Si no gané, fue porque no hubo elecciones limpias y habrá violencia”. Dicho de otra manera: “O Peña me cumple el pacto para que yo llegue a la Presidencia o no respondo”.

¡Qué bárbara locura! ¡Para mantener el poder, buscar la eliminación de los opositores rompiendo todo orden constitucional, con el riesgo de desestabilizar al país! Y AMLO, para alcanzar el poder a como dé lugar, amenaza con “incendiar la pradera”.

Ojo: ¡Pareciéramos estar al borde de la desestabilización y de la violencia política! El gobierno puede estar pensando en usar al Ejército para enfrentar un posible conflicto (¿para eso querían la Ley de Seguridad Interior?); y el Peje, dispuesto a “soltar al tigre” apostando a que las Fuerzas Armadas —a las que ha ofendido y faltado al respeto— salgan a defenderlo. ¿Aceptarán el Ejército y la Marina Armada de México quedar atrapados en este juego perverso?

No permitamos que esto suceda. Hay que detener de inmediato esta confrontación irracional. Sin pactos de impunidad, sin irresponsables amenazas de rebelión y de violencia, y sin confrontaciones estériles.

Ni la continuidad priísta, ni las falsas ofertas de cambio de un personaje enfermo de poder son la solución.

Los cambios profundos y radicales deben darse por vías institucionales y con responsabilidad por parte de quienes queremos a México, entre los cuales hay amplios sectores sociales —incluidos empresarios— y grandes segmentos del priísmo que están conscientes de que ni con el PRI ni con AMLO hay un futuro mejor para México.

Debemos apostar a contiendas y elecciones donde las propuestas sean las que orienten el voto libre de la gente, no el miedo oficial ni el opositor.

Vicecoordinador de los diputados del PRD

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses