Si bien los gobernantes y legisladores de Baja California asumieron sus puestos mediante procesos electorales, su comportamiento como funcionarios públicos es más monárquico que democrático. Vivimos en un estado en el que los poderes legislativo y judicial están tan cerca del poder ejecutivo, que resulta prácticamente imposible separarlos; el gobernador es quien, en realidad, controla la formulación de leyes y la impartición de justicia. No es que se ocupe de todos los detalles de la vida pública estatal, pero en términos generales hace lo que le viene en gana ahí donde le interesa incidir y goza de total impunidad en ello. En este sentido, y a pesar del ceremonial republicano, el gobernador Francisco Vega de Lamadrid se ha transformado en un Monarca

El reino de la Baja California tiene sus ministros y su corte, siempre dispuestos a complacer al monarca con la esperanza de verse beneficiados con sus favores. Así, la nobleza estatal mira, calla y obedece en sus confabulaciones con el monarca. Y como en este reino la monarquía se renueva cada seis años mediante un ritual electoral en el que todos los nobles pueden llegar a ser reyes, no conviene contradecir al monarca en turno.

El reino de la Baja California tiene un Ministerio de Justicia. No obstante, a diferencia de lo que sucede en una democracia, tal ministerio no trabaja para impartir justicia, sino para asegurarse que el monarca mantenga su poder, y con este propósito no tiene empacho en mandar a los calabozos del castillo a todo aquel vasallo que se atreva a protestar, y más si la protesta en cuestión se sale de lo que marca el Manual de Carreño.

El pasado jueves tres de mayo muy temprano el ingeniero León Fierro fue aprehendido bajo la acusación de haber intentado asesinar a policías con su carro en el Rancho Mena (Valle de Mexicali), cuando manifestantes opositores a la instalación de la empresa cervecera Constellation Brands, se enfrascaron con la fuerza pública en una singular y desigual batalla de piedras, tierra, agua y escobazos respecto a la cual hasta el gobernador Vega de Lamadrid reconoció que las fuerzas policiacas habían actuado, ese martes 16 de enero, con una fuerza innecesaria y de manera ilegal.

El análisis de los hechos muestra la superficialidad de los cargos y, de hecho, el cargo más grave, homicidio en grado de tentativa, fue reclasificado a lesiones leves que, por estar involucrado un policía, se transformó en lesiones calificadas. Si bien lo natural hubiera sido que el ingeniero Fierro enfrentara su proceso en libertad, la jueza Ruth Álvarez, argumentando que constituye un peligro para la sociedad, le dictó una prisión preventiva de dos meses.

El ingeniero León Fierro se transformó así en un preso político. El monarca y algunos nobles del reino lo quieren callado e inmovilizado porque él, junto con un importante movimiento social de resistencia, se opone a la venta de nuestros recursos naturales y a los favores que reciben los incondicionales con los tributos que todos los vasallos del reino pagamos.

El ingeniero Fierro tiene otro problema frente al monarca; no solamente no acepta su condición de vasallo, sino que, además, difunde a los cuatro vientos la necesidad de que Baja California deje de funcionar como una monarquía y se transforme en una democracia en la que todos sus habitantes gocen de una vida digna. El ingeniero Fierro es una persona que quiere ser ciudadano en una tierra de vasallos y, precisamente por ello, el monarca y su círculo íntimo de nobles, quieren dar un ejemplo. Es peligroso que los vasallos se den cuenta que pueden hablar, que pueden quejarse, que pueden exigir, que pueden gritar; es realmente muy peligroso para el monarca Vega de la Madrid y la nobleza, que los vasallos del reino de la Baja California nos demos cuenta que podemos ser ciudadanos.

Integrante del Colectivo Ciudadano
Mexicali Consciente.
galazfontes@gmail.com

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