Las declaraciones de los políticos destruyen o apoyan . Provocan confianza o miedo. Por ello, mientras menos se hable mejor. La desconfianza y el nerviosismo ante la llegada del nuevo gobierno crece cada día. Todo a partir de su exceso de contradicciones, del “ruido” que generan en la comunicación y de la incontenible esgrima verbal entre sus protagonistas, que los hace hablar confusamente y de cualquier asunto.

Numerosas declaraciones, descuidadas e inexplicables debilitan y hunden la última parte del periodo de transición . Tras el “ no ” al proyecto del aeropuerto en Texcoco surgido de una indefendible encuesta a modo, Mario Delgado –jefe moreno de los diputados- declara, inocente o desinformado el fin de las consultas fuera de lo que establece la Constitución en su artículo 35. Esta semana, al impulso de una visita al sureste de México el líder máximo le enmienda la plana habrá “consulta pública” en noviembre para construir el Tren Maya y para los programas sociales. Y punto.

Delgado queda colgado de su última e incumplida promesa “Queremos que el nuevo modelo de consulta popular genere transparencia y certidumbre y esté muy apegado a la ley. Que pueda celebrarse cada año, que la organice la autoridad electoral”.

Ni él ni Monreal la tienen fácil rumiando frustraciones, dimes y diretes con su jefe antes de que este asuma oficialmente el poder dentro de 16 días. Tampoco quienes decidieron integrarse al primer círculo de “hombres sensatos” cercanos al nuevo presidente de México. A ellos se les suponía capaces de influir en las decisiones estratégicas del nuevo gobierno. Carlos Urzúa, Alfonso Romo, Jonathan Heath, Noe Hibert y otros personajes cercanos al nuevo mandatario, como lo son Delgado y Monreal ¿qué explicaciones darán? ¿aceptarán encabezar el primer listado que los haga aparecer como tontos útiles en el nuevo gobierno?

Proponer de manera unilateral la cancelación de comisiones bancarias sin preparación del terreno parece imposible: tanto, que el presidente electo descalificó esa propuesta surgida del líder de Morena en el Senado: Para revertir el anuncio AMLO “concedió” (¿con base en qué?) tres años más de plazo a los bancos para que continúen sin cambios normativos en los cobros de comisiones. El Banco de México –que pudo haber planteado incluso un esquema correctivo es borrado del tema de un plumazo.

Pérdida abrupta del valor del peso ante el dólar , debilidad en empresas por la caída de sus cotizaciones en bolsa, retracción e incertidumbre en el clima general de inversiones, nuevas turbulencias en mercados, nada de eso pareció frenar la incontinencia declarativa del nuevo grupo gobernante.

Apaciguar los sobresaltos que ocasiona, excede las dotes de persuasión de quienes se supone son aún sus mejores y más sensato colaboradores. La “nueva” racionalidad política no es tal. Para analizar y juzgar las decisiones del nuevo gobierno hay que aprender a discernir, por lo visto, entre lo malo y lo peor. Se esfuma el discurso atemperado de las semanas inmediatas al 1 de julio.

Con fe casi religiosa pensamos en cómo será la toma de protesta constitucional de quien no parece tomar en serio las leyes. Imaginamos que al recibir la banda presidencial el presidente constitucional --como tocado por un rayito de esperanza-- percibe el peso y la responsabilidad de encarnar la primera magistratura del país y se acepta como el presidente de todos. Deseamos que de su boca surjan, como quien tiende un puente, palabras que sean factor de unión para un entendimiento indispensable entre mexicanos inmersos en una sociedad asimétrica, compleja, injusta y desigual, sin duda, cansada de promesas, pero altamente dinámica, formada por 120 millones de almas.

Cuando llega a la presidencia un hombre que pretende ocupar todos los espacios y lo consigue, el país muestra de manera cruda y descarnada su enorme fragilidad . Un gobierno que deja de conciliar , de convocar y de reunir y se convierte en factor de división y de confrontación derivada de la polarización social, no logrará recuperar y fortalecer instituciones que sirvan para conducir el presente y el futuro.

El México real se debate en la violencia cotidiana , en los ataques y secuestros de la delincuencia organizada. Aún no conocemos el plan de seguridad. Como si fuera una panacea contra la violencia se ha presentado, en cambio, la iniciativa que liberalizará la producción, comercialización y consumo de mariguana para fines médicos y recreativos. De la prevención contra las adicciones nada hay en nuestro “nuevos sistemas educativo y de salud”. Con esas omisiones marchamos hacia el libre consumo de la hierba. ¿La atención de los adictos la pagaremos los contribuyentes?. Choferes con excesiva carga de trabajo que atienden su fatiga con enervantes ¿no deberían acaso ser tema de preocupación?

Tampoco hay un esfuerzo del Estado que eduque a los jóvenes y jovencitas para evitar contagios por enfermedades de trasmisión sexual y prevenga embarazos no deseados.

También se les ocurrió y ya fue aprobada una ley inconstitucional y plagada de errores de fondo y de forma, que limita los salarios y prestaciones de parte de la burocracia federal y al mismo tiempo se presenta entre otras iniciativas, la reducción de impuestos en la zona norte de nuestro país: si se reduce el sueldo se reducirá la recaudación impositiva o tributaria, si se reducen los impuestos en el norte, se afectará la recaudación.

Absurdas decisiones administrativas se anticipan ya como factores de parálisis de la economía y de una parte del país e incluso de la ciudad.

Un gobierno que aún antes de tomar posesión frena con declaraciones la economía y golpea al peso , será un gobierno sin recursos para impulsar oportunamente los programas que propone. La salida estriba en fortalecer la democracia para que el poder no descanse sobre los hombros de un solo hombre. Parece tarde, pero aún es tiempo.

Notario público, ex procurador general
de la República

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