El Instituto Nacional Electoral (INE) fue la instancia responsable de definir el formato de los tres debates presidenciales que gran parte de la población pudimos presenciar. Gracias a la iniciativa de sus integrantes logramos ver unos debates inéditos que permitirán a la población contar con mayores elementos de juicio que les sirva para definir su voto este primero de julio.

Este pasado 12 de junio presenciamos el último debate presidencial en el Gran Museo Maya en la Ciudad de Mérida, Yucatán. Para la realización del mismo, el INE emitió una convocatoria para que las ciudadanas y ciudadanos pudieran hacer preguntas a los candidatos presidenciales a través de las redes sociales. Posteriormente, la Coordinación Nacional de Comunicación Social del INE, el ITESO, la Universidad Jesuita de Guadalajara y la Universidad Veracruzana, fueron los responsables de procesar las poco más 11 mil 300 propuestas lanzadas por los ciudadanos entre el 31 de mayo y el 5 de junio. Además, Facebook y Google integraron reportes sobre tendencias de búsquedas y comentarios formuladas por los usuarios.

Procesada esta información los moderadores recibieron la misma para su consulta y selección final de preguntas específicas que fueron la punta de lanza del primer bloque de preguntas de este tercer debate presidencial.

El debate se dividió en tres bloques y cada uno de ellos integró dos segmentos. El primer bloque analizó en el primer segmento el tema de crecimiento económico y, en el segundo, el de pobreza y desigualdad. En el segundo bloque los temas fueron educación y ciencia y tecnología y, finalmente en el tercer bloque, salud y desarrollo sustentable y cambio climático.

Sin embargo, usual a las tradiciones de nuestra política, el debate empezó mucho antes en otros escenarios. Primero apareció un video incriminando a Ricardo Anaya por presunto lavado de dinero; luego el presidente de la Mesa Directiva del Senado, el panista Ernesto Cordero, presentó una denuncia en contra de Manuel Barreiro y Ricardo Anaya por hechos probablemente constitutivos de delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita. El mismo día del debate vino el anuncio de la SEIDO atrayendo la investigación. Más adelante, a las 20:45 horas del mismo día del debate, en redes sociales fue difundido un video incriminando al candidato Ricardo Anaya.

Además de estos hechos, las redes sociales tuvieron una gran movilización pocas veces vista para un debate presidencial, por supuesto también los bots se hicieron presentes.

Como podemos ver, con este turbio panorama previo arribamos al debate presidencial. De dicho debate, gracias a su formato, pudimos escuchar algunas propuestas de manera más clara por parte de los candidatos. A esto, diversos medios de comunicación apuntaron que Ricardo Anaya habría ganado el debate, aunque usted amable lector tendrá la mejor opinión. Desde mi perspectiva fue claro que Meade y Anaya se prepararon a conciencia para el mismo, debatieron con cifras, con datos, con propuestas y hasta los ataques y la defensa a los mismos fueron bien ejecutados, además, y hay que decirlo, estos candidatos se vieron obligados a responder con mayor precisión gracias al énfasis de los periodistas por insistir a los candidatos en que se centraran en la pregunta y que la respondieran sin rodeos, así como a esclarecer de donde saldría el dinero por tal o cual propuesta.

De El Bronco ni que decir, y de López Obrador además de “insistir”, de “reiterar” que todo lo arreglará acabando con la corrupción, cuando al fin estaba a punto de decir alguna propuesta, siempre era interrumpido por el periodista en turno: candidato se le acabó su tiempo.

De lo más destacado, fue el extraordinario papel mostrado por la y los periodistas Gabriela Warkentin de la Mora (@warkentin), Leonardo Curzio Gutiérrez (@LeonardoCurzio), y Carlos Puig (@puigcarlos); mi reconocimiento a su gran labor.

Quedará para los próximos días la profundidad que tomen los temas abiertos previos al debate, por mencionar algunos, el curso que siga la denuncia presentada por Cordero, o el planteamiento hecho por Diego Fernández de Ceballos de considerar la opción de un acuerdo con el gobierno federal y con el PRI para evitar que López Obrador llegue a la Presidencia, así como el duro golpe asestado por Anaya a López Obrador durante el debate, con relación a que su asesor José María Rioboó concurso para participar en las obras del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México y, al no obtener nada se alió con López para denostar dicha obra, además de que Anaya indicara que Rioboó recibiera 170 millones en contratos del gobierno de la Ciudad de México cuando López Obrador estuvo al frente del mismo.

Así que el resultado del debate continuará en los subsecuentes días y seguramente será materia de spots en radio y televisión como uno de los últimos recursos por buscar un mejor posicionamiento antes del primero de julio.

Analista político. @fdodiaznaranjo
diaznaranjo.fernando@gmail.com

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