Fuerte, profunda, inalienable: no hay mejores palabras para describir la relación entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe. Lo volvimos a ver claramente una vez más este lunes y este martes, cuando los Ministros de Asuntos Exteriores de los 28 países de la Unión Europea y los 33 de la Comunidad de Estados latinoamericanos y del Caribe se reunieron en Bruselas, para avanzar en la asociación entre nuestros dos continentes. Aunque están separados geográficamente, Europa y América Latina están más cerca que cualquier otro continente.

Estamos del mismo lado.

Creemos que las disputas internacionales deberían abordarse solamente a través de la diplomacia y la cooperación internacional . Creemos en las Naciones Unidas como el centro de gravedad del sistema internacional. Creemos que un mundo globalizado puede sólo ser gobernado de manera conjunta – con alianzas para hacer frente a nuestros intereses comunes, desde el desarrollo sostenible hasta la acción en materia climática.

Hoy, el orden mundial cooperativo en el que creemos está siendo cuestionado: el sistema de la ONU está siendo atacado, hay una amenaza de nuevas guerras comerciales y se violan las reglas más básicas de nuestro sistema internacional.

Nuestras democracias también enfrentan desafíos similares en nuestros dos continentes, más similares de lo que muchos de nosotros creemos. América Latina y el Caribe es la única parte del mundo donde las desigualdades han disminuido de manera constante desde el comienzo de este siglo, pero sigue siendo la región más desigual del mundo. Existe una creciente demanda de mejores empleos, mejor educación y buena gobernanza para cumplir con las crecientes expectativas de nuestros pueblos. Muchas de estas preocupaciones son las mismas que los europeos también plantean a sus gobiernos. Nuestras democracias tienen el deber de escuchar esta llamada.

La cooperación entre nuestros continentes tiene un enorme potencial para abordar estas dificultades: por ejemplo, estamos lanzando una Facilidad Europea para Apoyar el Desarrollo en Transición en América Latina y el Caribe –ir más allá de la vieja mentalidad de donante-receptor hacia una asociación entre iguales, en cooperación con la OECD y la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe. Una asociación más fuerte puede ayudarnos a proteger los intereses de nuestros ciudadanos, crear nuevas oportunidades para el crecimiento económico y humano, y avanzar en un orden mundial más cooperativo.

En nuestra reunión en Bruselas, hemos discutido en primer lugar nuestra agenda global común: cómo continuar convirtiendo en realidad los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París sobre el clima , que construimos juntos durante años de trabajo coordinado.

También hemos explorado nuevas oportunidades relacionadas con nuestra cooperación económica. Millones de personas de nuestros continentes viven y trabajan al otro lado del Atlántico. La Unión Europea es el principal inversor extranjero en América Latina y el Caribe , y representa un tercio de la inversión total en la región. Se ha aumentado en 400 millones de euros el compromiso del Banco Europeo de Inversiones en su continente.

Nuestros acuerdos comerciales no solo han aportado beneficios económicos a nuestras empresas: también han garantizado nuestros productos tradicionales, elevado los estándares para los trabajadores y protegido nuestro medio ambiente. Queremos que nuestro comercio sea libre y justo al mismo tiempo. Ahora estamos modernizando nuestros acuerdos comerciales y políticos con México, Chile y Mercosur: queremos expandir sus beneficios a un mayor número de personas, y particularmente a pequeñas y medianas empresas, pero también a cooperar más en proyectos de energía e infraestructura, en cultura y sectores creativos, en investigación y educación, incluyendo nuestro programa Erasmus +.

Hemos comenzado una fase completamente nueva en nuestras relaciones con Cuba, basada en el diálogo franco y la cooperación efectiva en beneficio de todos nuestros pueblos.

Nuestra asociación también es una para la paz y la seguridad. En los últimos años, la Unión Europea ha movilizado un apoyo sin precedentes para acompañar el proceso de paz en Colombia –ayudando con el desarrollo rural, la reconciliación y la reintegración de ex combatientes. Continuaremos apoyando el diálogo con el fin de encontrar soluciones políticas negociadas para la crisis en Nicaragua y Venezuela. Y ahora estamos movilizando un nuevo conjunto de medidas para apoyar a los refugiados venezolanos en toda la región. Cuando el huracán Irma azotó el Caribe, inmediatamente enviamos apoyo- desde ayuda humanitaria hasta imágenes satelitales para ayudar a los equipos de rescate.

Sabemos por nuestra experiencia Europea que la integración regional es un poderoso motor para el crecimiento, la paz y la seguridad. La cooperación en América Latina y el Caribe está demostrando ser particularmente vital y la consideramos con interés y esperanza. Es natural crear nuevos puentes entre la Unión Europea y los proyectos de cooperación regional como el Mercosur o la Alianza del Pacífico.

En un mundo donde el multilateralismo y la cooperación internacional están bajo presión, estamos demostrando el valor de la asociación –dentro y entre nuestros continentes. Es una asociación para el empleo y la justicia social, para las democracias inclusivas y los derechos humanos, para la paz y la seguridad. Es un antídoto contra la confusión mundial actual, hacia un orden mundial más justo y cooperativo .

Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y Vicepresidente de la Comisión

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