El pasado lunes sucedió algo insólito, algo que nunca había ocurrido en México. Algo histórico a lo que no se le dio el suficiente peso, porque no fue un acontecimiento escandaloso.

“Good news is no news” reza el famoso dicho inglés. El acontecimiento del lunes no fue tan noticioso porque lo que sí fue noticioso, fueron las preguntas de los reporteros sobre Elba Esther y el Aeropuerto. Pero por importantes que esas inquietudes sean, son coyunturales y no deberían competir con algo estructural: la democracia.

Debemos recalcar las buenas noticias, noticias que muestran que los mexicanos estamos construyendo un país fuerte, en transformación, confiado de sí mismo.

El lunes se reunieron dos Presidentes: uno Constitucional y otro Electo. Se reunieron con sus dos gabinetes.

Y esto que se dice fácil, es la primera vez que ocurre en el país. Estamos viviendo una transición de terciopelo; estamos siendo testigos de cómo dos Partidos políticos de signos totalmente distintos, hacen la entrega del poder en paz. No sólo eso, en colaboración; en una transición eficiente; en una transición ejemplar.

Decían que una de las pocas virtudes del dedazo priísta era lograr la transmisión pacífica del poder. Hoy el dedo presidencial fue superado por millones de dedos marcados por la tinta indeleble que lograron una victoria contundente que provocó la transición más pacífica posible.

Y todo esto nos debe hacer sentir orgullosos porque estamos viviendo una democracia madura; una democracia en donde el voto contó y fue un voto tan claro que empezó a cambiar las cosas desde el día mismo de la elección.

México hoy en el mundo está siendo admirado como una democracia consolidada. Ya era tiempo de tener este tipo de grandes, buenas y maravillosas noticias, aunque no se publiciten y valoren lo suficiente.

En la OCDE, cuyos integrantes sufren por tener gobiernos con mejoras simples, surgidas de elecciones poco participativas, hoy ven un México con gran respeto por la participación electoral y la transición ejemplar.

Nunca había sucedido que dos gabinetes se reunieran a trabajar para entregar ordenadamente la administración pública. Antes los gabinetes se nombraban, literalmente, la noche anterior a la toma posesión.

¿Qué le permitió a Andrés Manuel López Obrador nombrar a todo su gabinete con tanta anticipación? Seguramente haber nombrado a mujeres y hombres solventes desde el punto de vista ético; profesional y del conocimiento que tienen de sus áreas de responsabilidad. Porque han podido estar a la luz pública meses antes de asumir sus dependencias sin recibir fatales descalificaciones.

El día 20 de agosto fue una fecha a la que hoy no se le dio la importancia debida, pero que lo hará en el futuro el historiador profundo.

Como mexicanos tenemos que estar orgullosos de saber que nuestra democracia hoy es admirada porque un gobierno de un signo político le está dando paso a otro gobierno, de otro signo político contrario, en la democracia, en la libertad, en el respeto, en la eficacia y sobre todo con un profundo amor por México.

Sintámonos muy orgullosos por ello.

Twitter: @EMoctezumaB

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