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El día que María Luisa, de entonces 21 años, encontró a su cón- yuge, Catalino Martínez Jiménez, no tuvo tiempo de platicar sobre el estado de su hijo recién nacido, porque apenas se sentaron en la mesa del restaurante Porki en Galeana, Zacatepec, cuando policías del grupo Antisecuestros los sometieron violentamente.

Su detención ocurrió el 6 de enero de 1998 y, según María Luisa Villanueva Márquez, fue puesta a disposición del Ministerio Público de Cuernavaca cuatro días después. Durante ese tiempo fue torturada en una casa de seguridad y los agentes le pidieron dinero para dejarla en libertad, narra.

Durante su cautiverio los policías judiciales le fabricaron pruebas para inculparla en el secuestro de la menor Sara Saskia Seligman, perpetrado el 22 de junio de 1997 en Huajintlán, Amacuzac, municipio colindante con Guerrero. En septiembre de 1999 fue sentenciada a 30 años de prisión, lleva 19.

La acusaron de participar mediante actividades de cuidado y alimentación de la víctima, así como de tener en posesión un lote de joyas que supuestamente entregó la familia de la menor para lograr su liberación.

Villanueva Márquez afirma que el principal interesado en fincarle los cargos fue el comandante Armando Martínez Salgado, incrustado en el grupo Antisecuestros de la Policía Judicial por Jesús Miyazawa Álvarez, director de la corporación.

Martínez Salgado, dice María Luisa, tenía un problema con su pareja Catalino y por eso ordenó su detención, pero tocó la mala suerte que ese día era acompañado por su esposa.

El 28 de enero de 1998, 22 días después de ordenar la detención de María y Catalino, Martínez Salgado fue aprehendido por la Policía Federal de Caminos, en la carretera Cuernavaca-Iguala, cuando pretendía arrojar el cadáver de un supuesto secuestrador, muerto por tortura en los separos de la Policía Judicial. Actualmente esta preso en el penal de máxima seguridad del Altiplano, Estado de México.

20 años no es nada. Ayer se cumplieron 20 años del secuestro de la menor Sara Saskia y María Luisa lleva 19 años en prisión por ese delito que, dice, no cometió. Su abogado Eutiquio Damián Santiago presentó en octubre un recurso de revisión ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) del estado para que una sala analice nuevas pruebas que presuntamente acreditan que ella no participó en ese crimen.

María tiene testimonios y datos que demuestran que cuando se cometió el secuestro ella estaba en el poblado de Ocotillo, Guerrero, donde se alojó luego que su pareja le pidió salir del estado porque corría peligro.

“Dejé a mi hijo de tres meses y medio, le estaba dando pecho, y a mi otro hijo de siete años. Desde abril de 1997 hasta enero de 1998 no estuve en Morelos, sólo vine el 6 de ese mes para sacar unos papeles e inscribir a mi hijo en la escuela”, dice María Luisa por teléfono.

Se establece en la averiguación previa SC/10a/4004/97-06 que María Luisa tenía en su poder el lote de joyas, pero su abogado halló que en la indagatoria JT/4a/2571/97-08, integrada por el secuestro de otro menor de edad, los autores de ese delito confesaron su participación en el secuestro de Sara Saskia, además de que ellos tenían en su poder las alhajas. Los autores materiales fueron identificados por el padre de la niña.

“En la averiguación previa relacionada con el secuestro del menor Rigoberto Bucio se pudo constatar desde el 10 de septiembre de 1997 que determinadas personas, identificadas con nombres y sobrenombres, habían cometido diversos delitos en fecha 22 de junio de 1997, porque así fue admitido por ellos y en sus manos fue encontrado el lote de joyas, por lo tanto dicha institución debió realizar el desglose de la investigación e integrarla a la averiguación SC/10a/4004/97-06”, expone María Luisa. En caso de haber sucedido de esa manera no estaría en la cárcel.

Por ello inició una huelga de hambre en el Centro de Reinserción Social de Atlacholoaya, para pedir a los magistrados declaren que no intervino en el secuestro; se declaren falsas las pruebas que se dieron para condenarla; se declare nula la sentencia en su contra.

“Pido que se me declare inocente. Llevo injustamente 19 años en prisión. Desde septiembre de 1997 ya tenían a los autores materiales y las joyas que recibieron a cambio de la liberación de la menor. En todo caso la menor y yo fuimos víctimas del turbio manejo de los agentes. A ella por no perseguir a quienes fueron culpables y decirle que su secuestro sigue impune, y a mi de inculparme de un delito que no cometí”, afirma María Luisa, cuyo caso será analizado mañana por los magistrados en sesión de pleno.

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