La violencia de los últimos días en el municipio de Tixtla provocó que sus pobladores salieran a la calles. Ayer lunes amaneció con los accesos a la ciudad bloqueados en protesta por la inseguridad y los abusos policiales.

Eran las 7 de la mañana cuando unos 300 pobladores ya tenían cruzados carros, camiones y uno que otro autobús en la carretera federal Chilpancingo-Chilapa; el libramiento Chilpancingo-Tixtla y los cruceros que van los municipios de Mochitlán, Quechultenango y Apango. La principal exigencia: el cese de la violencia.

Esto tras un episodio que aún mantiene a los pobladores desconcertados. Policías estatales entraron al domicilio del abogado e integrante del partido Morena, Eduardo Catalino Dircio, y lo asesinaron en frente de su esposa e hija. Los agentes llegaron al lugar porque, se informó, perseguían a un hombre armado con quien se habían estado enfrentando a tiros. De acuerdo al testimonio de Hilda Vázquez, esposa de Catalino, los policías le dispararon aún cuando ya se había identificado y estaba sometido.

Por este caso, el domingo los pobladores marcharon de la entrada de la ciudad al zócalo. Exigieron justicia por el crimen y la reparación de los daños. Ayer los manifestantes exigieron al gobernador Héctor Astudillo que se comprometa a que nunca más policías entrarán a las viviendas sin autorización u orden judicial y que los operativos que realizan estén apegados a los protocolos de derechos humanos.

Quitan armas. El gobernador Héctor Astudillo giró instrucciones al titular de la Fiscalía General Estatal (FGE) y al de Seguridad Pública (SSP) para que los policías que hayan participado en este enfrentamiento sean llamados a declarar para que den su versión de los hechos. El fiscal Xavier Olea informó que el titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Pedro Almazán, le comunicó que pondrá a disposición de las autoridades las armas de 18 policías estatales que participaron en los hechos para deslindar responsabilidades.

Dijo que se están siguiendo todas las líneas de investigación para detener y consignar a quienes resulten responsables, e hizo un llamado a sus familiares para que cooperen porque, aseguró, hasta ahora no han comparecido a una entrevista ministerial.

Cárteles, en disputa. En los últimos meses, Tixtla se convirtió en escenario de la disputa entre los grupos delictivos Los Rojos y Los Ardillos. La lucha que comenzaron en Chilapa se trasladó a este municipio, en donde las escenas de violencia y terror cada vez son más frecuentes: El 4 de enero, hombres armados se enfrentaron con la Policía Estatal. Los atacantes dispararon hacia la gente cuando pasaban por las instalaciones del hospital del ISSSTE y otro comunitario. El 12 de enero, Gudelia y a su hija Kenia, de 13 años, fueron asesinadas y quemadas en su domicilio, en el barrio de Santiago. La carretera Chilpancingo-Tixtla se ha convertido en una de las más peligrosas, ha sucedido casi de todo: levantados, asesinados, asaltos. A inicios de noviembre, cerca del crucero de la comunidad de Atliaca, en Tixtla, dejaron nueve cuerpos desmembrados. Los primeros días de octubre fueron asesinados los estudiantes Johnatan Morales Hernández y Filemón Tacuba Castro cuando regresaban a la normal de Ayotzinapa. Según la versión oficial: se resistieron a un asalto y por eso les dispararon.

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