“No voy a pelear contigo, dame tus cosas rápido”, les dijo un niño de unos 13 años edad con una pistola en las manos a los siete reporteros que fueron retenidos y asaltados por unos 100 hombres armados en el municipio de Acapetlahuaya, en Guerrero.

Estaban a punto de dejar la zona de conflicto en que se convirtió la región de la Tierra Caliente después de que militares y policías tomaron la cabecera municipal de San Miguel Totolapan. Acaban de documentar los destrozos que dejaron los 14 bloqueos que realizaron pobladores y presuntos delincuentes en siete municipios de la región. No había paso. La principal vía, la carretera Iguala-Altamirano estaba intransitable por los destrozos.

Las empresas Estrella de Oro y Estrella Blanca suspendieron sus corridas. El transporte público estaba cancelado y el comercio, al mínimo. “En los restaurantes no nos querían vender nada, ni agua, tenían todo controlado”, contó el corresponsal de La Jornada, Sergio Ocampo.

Los siete reporteros acababan de pasar un retén militar, cuando unos 100 hombres armados les hicieron el alto.

“Si dicen qué pasó, los quemamos vivos”, advirtieron criminales a reporteros
“Si dicen qué pasó, los quemamos vivos”, advirtieron criminales a reporteros

Les pidieron bajar de las dos camionetas, una Liberty y una Patriot y comenzó el saqueo: de los carros bajaron las cámaras fotográficas, las de video, computadoras. Mientras otros les pedían lo que llevan consigo: celulares, lentes, carteras, cámaras y dinero en efectivo.

“La mayoría de los armados estaban muy alterados, incluso unos todavía se estaban drogando en frente de nosotros”, contaron los reporteros.

“La camioneta azul se queda”, dijo uno de los armados. Era la Patriot, del corresponsal de La Jornada. “Si no se van, les vamos a quitar las dos camionetas y se los va a llevar la chingada”, advirtió el sujeto.

“Si se detienen en el retén de militares y dicen lo que pasó, los vamos a quemar vivos, tenemos halcones en toda la carretera”.

Todo sucedió en 15 minutos, los siete reporteros perdieron más de un millón de pesos en equipo. Tres horas después, llegaron a Chilpancingo, solos, sin ayuda de ninguna autoridad.

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