Al hijo de María Isabel se lo llevaron hace más de dos meses. La tarde del 26 de enero un grupo armado irrumpió en su casa, en el fraccionamiento Infonavit Humaya, y lo sacó a punta de pistola en frente de su hermano menor, que lo único que recuerda es que llevaban los rostros cubiertos. El hijo de María Isabel se llama Reyes Josima y es un elemento en activo de la Policía municipal de Culiacán.

Josima tiene 28 años. Desde hace 20 llegó a Sinaloa y hace cinco entró a la policía municipal. El año pasado se comprometió con Estefanía y este año pensaban casarse. Él y su familia son originarios de Oaxaca y desde ese estado viajó María Isabel para emprender la búsqueda de su hijo.

Desde que llegó a Culiacán la rutina es la misma. Hay que visitar dependencias de gobiernos, luego hospitales y centros de socorro. Incluso ha ido una y otra vez a la morgue. Cualquier lugar podría darle evidencias del paradero del segundo de sus tres hijos.

“Tuve que dejar todo en Oaxaca, para venir a buscar a mi hijo, pero no encuentro apoyo en la Policía Municipal de Culiacán”, dice María Isabel con voz entrecortada que se apaga entre cada frase.

Desde hace 39 días la familia de Josima se desgasta poco a poco por la búsqueda. Hasta ahora no ha recibido respuesta de autoridades judiciales, que parecen no tener prisa en encontrar al policía que tenía cinco años de servicio. A María Isabel, dice, le duele el desdén y el menosprecio que acusa en el secretario de Seguridad Pública de Culiacán, Victor Hugo Sánchez Mendieta.

No es el único agente que está desaparecido y no sólo María Isabel se queja de la falta de solidaridad de la corporación con su hijo y con los otros elementos, a los que también se llevaron grupos armados. Israel y José Antonio son los otros policías ausentes.

Ausentes 

Cinco días antes de la desaparición de Josima, un comando se llevó a Israel, el jefe operativo de la Policía de Culiacán. A él lo arrancaron frente a su familia, en la colonia Estela Ortíz. Sólo habían pasado tres días desde que se llevaron a Israel cuando José Antonio, otro agente de la misma corporación, sufrió el mismo destino.

María Isabel cuenta a EL UNIVERSAL que Josima estaba sorprendido y dolido por la desaparición de sus dos compañeros.

“Tengo un año de no ver a mis hijos, pero en las conversaciones telefónicas con ellos, nunca percibí en Jos, o en sus hermanos, inquietudes de algún tipo”, relata la madre de Josima.

Aunque María Isabel no lo sabía, la situación de Josima como policía municipal era todo menos favorable. En lo que va del año 12 elementos de corporaciones policíacas en el estado han sido asesinados; seis de ellos de la misma corporación a la que pertenecía el joven oaxaqueño.

En total mil elementos conforman la policía municipal de Culiacán, uno de los municipios que el Secretario de Seguridad Pública de Sinaloa, Gerardo Robles, catalogó como un foco rojo por la inseguridad. Y en ese núcleo de violencia los policías arriesgan la vida por 12 mil 200 pesos al mes.

Aunque la relación parece evidente, para el Fiscal General del Estado, Juan José Ríos Estavillo en los asesinatos de los seis policías de Culiacán y las desapariciones forzadas de tres elementos de la misma corporación, “no se tienen evidencias que estos estén vinculados”.

La madre del Josima se enteró de su ausencia porque Ángel, su otro hijo, le explicó lo que pasó el 26 de enero. Le contó cómo se llevaron a su hermano sin que pudiera intervenir. Le contó cómo lo amagaron con fusiles automáticos y le contó como desde esa tarde no existe un sólo rastro de su hermano.

Familia en riesgo

La desaparición forzada de su hijo ha colocado a la familia de Maria Isabel en una situación vulnerable. No sólo desconocen qué sucedió con Josima, sino que no reciben apoyo para su búsqueda. No hay una sola voz de aliento que les dé esperanzas de encontrarlo vivo. Ni muerto.

María Isabel no se cansa de decir que no le dan respaldo de ninguna autoridad. No le da miedo explicar que no tiene seguridad y que la Policía municipal de Culiacán sólo da rondines de vez en cuando por la calle donde vive. Una sola patrulla para vigilar a la familia de un policía que fue secuestrado por un comando y que ahora recibe amenazas anónimas para que desista de la búsqueda.

Por esas amenazas la familia de Reyes Josima se sumó al Programa de Atención y Protección a Víctimas, pues tema a ser blanco de alguna agresión.

A cuenta gotas, la familia ha comenzado a armar un rompecabezas al que le faltan muchas piezas. Saben, por ejemplo, que los vecinos vieron que una patrulla de la policía municipal vigiló la casa de Josima minutos antes de que se lo llevara el comando. Sabe, también, que su caso forma parte de las más de 150 personas que han sido reportadas como levantadas de enero a marzo de este año. Sabe, además, que los casos se concentran en los municipios de Culiacán y Navolato, y que son los organismos defensores de los derechos humanos los que llevan el conteo de las personas ausentes.

Sobre el paradero de Israel, José Antonio y Josima existe un avance en la investigación: las autoridades encontraron los restos de uno de ellos en una fosa. Un sólo cuerpo para tres familias que buscan. La identidad de los restos se mantiene bajo reserva pues aunque un estudio genético validó que se trata de uno de ellos, la familia solicitó una segunda opinión en un laboratorio privado de Tijuana, Baja California.

Las otras dos familias tendrán que seguir buscando.

ml

Google News

Noticias según tus intereses