Después del ataque registrado en el Colegio Americano del Noreste, en Monterrey, Nuevo León, es importante que los padres de familia cuenten con herramientas básicas que les permitan detectar si sus hijos se encuentran en riesgo o tienen algún problema emocional que los pueda desestabilizar.

En una mesa de análisis realizada por EL UNIVERSAL, la antropóloga social Elena Azaola y la experta en seguridad Eunice Rendón fueron cuestionadas a través de redes sociales por padres de familia interesados en identificar conductas irregulares o expresiones que puedan encender foco rojos en el hogar.

Elena Azaola explicó que “es difícil predecir un hecho como el de ayer (miércoles 18 de enero), aunque siempre hay ciertas señales de alerta que no estamos entrenados para verlas y tratarlas de manera adecuada, tanto en las familias como en las escuelas”, comentó.

Además de que “este tipo de casos siempre han existido y estamos expuestos a que ocurran en muchas lugares y sin importar el sector social; problemas psicológicos los tiene el de clase más baja o alta”, lo cual demuestra que no debemos estigmatizar, señaló.

Las especialistas destacaron 10 señales generales a los que hay que prestar atención.

Entres ellos, señalaron que muestran que buscan aislarse de la familia y amigos, además de tener un comportamiento violento.

Otros indicios son renuencia a comer, problemas para dormir, el no querer asistir al colegio,

También consideraron como una alerta las pesadillas recurrentes, conductas agresivas o que se dejen agredir por otros, así como orinarse en la cama por las noches.

Dos aspectos importantes a considerar son el cambios en su vocabulario y, entre los más graves, detectar episodios de depresión o estrés.

Azaola señaló que se debe tomar en cuenta que los adolescentes no logran tener el control absoluto de sus emociones, son muy influenciables y susceptibles a los comentarios de sus padres; su control de impulsos es escaso y no entienden la trascendencia de sus actos.

Como muestra de ello, dijo, algunas respuestas más comunes de menores después de haber cometido algún delito son: Se me hizo fácil, no lo pensé o quería tal cosa.

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