Saltillo. — “El padre Joaquín Hernández Sifuentes, vicario de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, era muy alegre y entusiasta y prestaba ayuda espiritual y sicológica; atendía por igual a ricos que a pobres”, afirmó Rebeca Padilla Salazar, quien fue su secretaria en la iglesia ubicada en el poblado de La Aurora.

“Fue un buen samaritano. Su principal labor era la evangelización y cuando oficiaba misa o platicaba con los feligreses siempre nos pedía tengan mucha fe en Dios, supérense, no se queden estancados”, relata.

Comenta, con voz entrecortada que, como a toda la comunidad católica, le duele mucho su muerte porque el sacerdote era muy noble.

El religioso, de 41 años, originario de la ciudad de Monclova, estaba a cargo del Centro de Consulta Familiar y colaboraba en Pastoral Familiar, en el grupo que atiende a matrimonios en formación bíblica y humana para que lleven una buena relación y convivencia como pareja y con sus hijos.

Padilla Salazar narra que el clérigo siempre estaba activo: “Su primera misa era a las 8 de la mañana y de ahí no paraba en todo el santo día, hasta se daba tiempo para estudiar una maestría en Familia”.

El cura estuvo desaparecido nueve días, su cuerpo fue localizado el jueves 12 de enero en pleno despoblado en el municipio de Parras de la Fuente, murió por asfixia, reveló la necropsia de ley. Hay dos presuntos implicados detenidos pero, la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) no ha dado a conocer el móvil del crimen.

Rebeca desecha que su muerte sea por un crimen pasional, “no es cierto, yo lo conozco desde que era seminarista, nunca nos dio un mal ejemplo de mala conducta y estamos muy dolidos para expresar nuestro pesar”.

Cientos de feligreses, amigos y familiares acudieron el viernes por la noche a la misa concelebrada por el padre Rodolfo Pachicano y al menos una veintena de sacerdotes en el Sagrado Corazón de Jesús, con tristeza y un enorme pesar por la pérdida de su guía espiritual.

Aunque se había dado a conocer que el cuerpo sería cremado, la Diócesis de Saltillo reportó, en un boletín de prensa, que velarán al padre Joaquín el domingo 15 de enero en la Capilla del Seminario Diocesano.

El lunes 16, los restos serán trasladados a la Catedral de Saltillo.

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