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Tijuana. — La creciente llegada de migrantes originarios de Haití a México ha generado posicionamientos discriminatorios en redes sociales, pero también entre habitantes de la ciudad fronteriza de Tijuana, en donde los extranjeros se encuentran varados en espera de permisos de ingreso para poder cruzar a Estados Unidos.

Desde el pasado 23 de marzo, 8 mil caribeños han arribado a los albergues de esta ciudad y fue hasta este último mes que asociaciones de migrantes y activistas se declararon “en crisis humanitaria” ante la incapacidad de ofrecer cobijo a todos.

La semana pasada la crisis estalló: se observó que haitianos han dormido en las calles de la ciudad, lo que genera descontento entre comerciantes y pobladores de la ciudad norteña, pero sobre todo en redes sociales.

En Facebook, un grupo denominado Frente Nacionalista de México avivó los comentarios discriminatorios al afirmar que México, específicamente Tijuana, no tiene por qué “ser el tapón para evitar que personas ajenas a nuestro país y a nuestros intereses crucen hacia Estados Unidos”.

El Frente Nacionalista de México se denomina a sí mismo como un movimiento que promueve la instauración de un orden nuevo sustentado en la doctrina de la mexicanidad. En su página, de acuerdo con su información pública, son de Querétaro.

A través de sus redes sociales y su página de internet externaron su deseo de que los haitianos fueran expulsados del país por las supuestas particularidades de su cultura.

“Fundamentada en las prácticas sangrientas del vudú y una vocación auténtica para la miseria y la inmundicia no pueden ni tienen por qué ser recibidos en México, por lo cual movilizaremos todos los recursos pacíficos y legales disponibles para que sean expulsados”, escribieron.

Este comentario era antecedido por un video en el que se muestra un supuesto ritual de vudú. En la publicación se invitaba a los usuarios de Facebook a “conocer” a los haitianos.

Las reacciones no se hicieron esperar: “Fuera haitianos no son bienvenidos” y “pueden atentar con su vudús y santería” fueron algunos de los comentarios. Sin embargo, ayer miércoles, ante la polémica que se suscitó, la página fue eliminada.

En su sitio oficial en internet con el mismo nombre apareció una nueva publicación en la que aseguraron que nunca hicieron llamados a la violencia ni al asesinato ni al genocidio.

“Creemos injusto que se haga pagar a los mexicanos por un problema provocado por las políticas de otros gobiernos”, señalaron.

Caso aislado: ONG. Activistas alertan que los comentarios en redes sociales son un reflejo de prácticas discriminatorias que empiezan a gestarse, pero que hasta el momento se presentan de manera aislada.

Sergio Tamai, quien coordina el campamento de migrantes haitianos en la zona norte de Tijuana, insistió que en los últimos días, ante la creciente llegada de indocumentados, estos migrantes han dormido en las calles de Tijuana y Mexicali, lo que ha generado molestia en algunas personas.

“Los empiezan a ver mal... la gente se molesta porque tienen que hacer sus necesidades en la calle, ya que los gobiernos no han destinado recursos para baños públicos”, advirtió.

Destacó que los comerciantes que se encuentran ubicados cerca de los albergues están molestos porque los migrantes caribeños se acuestan afuera de sus banquetas y, según ellos, dan mala imagen a sus locales.

Migrantes, por su parte, han externado tristeza, y es que aseguran que los comerciantes les gritan: “¡Vete negro!”, y no les gusta que le llamen así.

En el desayunador salesiano Padre Chava, un comedor que diariamente alimenta a migrantes —y que anteriormente atendía en su mayoría a deportados—, se han suscitado algunos enfrentamientos.

Y es que los deportados están molestos porque en los últimos meses la mayor parte de las donaciones y comida ha sido destinada a los extranjeros provenientes de Haití. “Una señora deportada le aventó un plato de comida a un joven de Haití”, cuenta Tamai.

Problema real. El activista alerta que de no atenderse rápido la crisis en la ciudad norteña, los actos discriminatorios pueden salir de las redes sociales y dejar de ser hechos aislados para convertirse en un problema real.

Harold Cidoine, un migrante haitiano, sostiene a su hija. La pequeña nació tres semanas antes en la ciudad de Tapachula, en la frontera con Guatemala. Aunque su esposa y su hija se albergan en un refugio de Tijuana, Harold debe dormir en la calle por falta de espacio.

“No se por qué nos gritan esas cosas. Mira, mi hija es mexicana... como ustedes”, dice y sonríe a pesar de su tristeza por ser discriminado. La menor ya fue registrada en Tapachula y la familia está esperando su cita para irse a Estados Unidos. Sus familiares están en Miami y el plan es reunirse con ellos.

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