Desde Tenosique, Tabasco, los migrantes recordaron la masacre de San Fernando donde murieron 72 indocumentados, y lo hicieron con una representación en la parroquia del municipio, "porque esta tragedia no se olvida y no se debe de olvidar" dijo, Fray Tomas González.

Durante nueve días, en la Casa Hogar Refugio La 72, los migrantes se prepararon por las tardes para representar la masacre de indocumentados a manos de grupos criminales en México y que en luto a varios países latinoamericano, cuya imagen condenó la comunidad internacional.

Carolina es una migrante de origen hondureña quien representó a un sicario en esta obra, ella recuerda que la muerte de sus compatriotas no ha sido aclarada y aún  cuando sabe del peligro que corre dice que seguirá su camino hacia la Ciudad de México, ella no quiere llegar a los Estados Unidos sino quedarse aquí, este país, ella es una  de los cientos de indocumentados que son apoyados en esta casa.

¿Por qué sicario Carolina?, y responde que tomo ese papel porque le da mucho miedo los gritos y la oscuridad, y se imagina el sufrimiento de los 72 en San Fernando, por lo que prefiere ser sacaría  en esta ocasión.

Antes de partir  del refugio hacia la parroquia Cristo Crucificado, ubicada en el centro de Tenosique, Fray Tomas González los reúne a todos en la cancha central para invitarlos a que acudan a esta representación para recordar a sus hermanos que fueron asesinados dice  - por el grupo criminal "Los Zetas".

"A las personas que vayan a ir le vamos a pedir que lo hagan con mucho coraje, porque las autoridades mexicanas no han hecho nada para darle justicia a los familiares  de esas 72 personas y siguen sin hacer nada porque esa masacre se ha replicado en estos seis años de distintas maneras", señaló.

Les comenta a los migrantes reunidos en la cancha antes de partir al centro del municipio fronterizo, ubicado a 260 kilómetros de la capital del estado Villahermosa, que la política migratoria de México y Estados Unidos han fracasado y hoy las agresiones hacia ellos no ha parado. Les pide el Fray que acudan a la representación sin miedo porque tiene esperanza que los elementos migración no lleguen.

Mientras se preparan, Fernando de origen hondureño accede a platicar con EL UNIVERSAL y cuenta que su papel de "pollero" ha sido difícil interpretarlo porque sabe que fue quien entrego en agosto del 2010 a los 72 migrantes a los "Zetas" y por eso murieron.

"Cuando ellos llegan (zetas) preguntan su quieren trabajar para ellos, si tenemos familia en Estados Unidos, y en ese momento cuando los migrantes no aceptan a trabajar con ellos entonces ahí es cuando los masacran. Yo como pollero soy el que lo lleva y siento tristeza porque ahí murió mi primo", explica Fernando.

Una vez listos, todo suben a las camionetas prestadas para llevarlos, primero a la parroquia del municipio donde se realizara la misa en honor a los 72 oficiada por Fray Tomas y luego se trasladarían al parque Central pero la lluvia obliga a que toda la actividad se realice al interior de la iglesia.

Una vez que se acondiciono el lugar, Fray Tomas explicó que se trataba de la representación de la masacre de San Fernando para que los presentes conocieran que hay todavía una deuda con las familias de estas personas que murieron a manos del grupo criminal más sanguinario del país.

La “Fiesta de la Esperanza” como han llamado a las actividades de este sexto aniversario de la masacre de San Fernando, inició con esta representación en donde Fernando lleva uno de los papeles principales al ser el pollero quien junto a 72 migrantes recorre cientos de kilómetros hasta llegar a Tamaulipas donde su sueño llegó a su fin.

En esta obra fueron 9 los migrantes que participaron en representación de los 72 quienes una vez que llegan a San Fernando son rodeados por un grupo de sicarios, aquí fueron cinco los que someten a los indocumentados para pedirles se sumen a ellos, al negarse los ejecutan, no sin antes atarlos de pies y manos, además de ponerle vendas en los ojos.

Los feligreses que acudieron la tarde de este domingo a la parroquia de Cristo Crucificado observan la  escena e  inmóviles solo miran, incluso algunos hasta con lágrimas en los ojos deciden salir de la iglesia. Y es que uno de los momentos más significativos es cuando se escucharon los gritos de los migrantes antes de ser ejecutados.

Toda la obra es relata por Mark, un joven de origen alemán que participa desde hace varios meses como voluntario en la casa del migrante La 72.

Las celebraciones de este domingo terminan con la colocación en el patio central de la casa del migrante de velas encendidas que forman el número 72. Justo estaba terminando este acto cuando una voz grito: el tren y fue así como más de 40 migrantes corrieron entre la oscuridad sin pertenencias para abordar a la “Bestia” y continuar con su sueño americano.

jram

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