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Juchitán

En la oscuridad de la noche nadie se percató de que la muerte acechaba la vivienda de Alfredo Pinacho Hernández. Se encontraba reunido con otros siete hombres. Los disparos y los gritos de auxilio rompieron la quietud de Puerto Escondido y causaron alarma entre los vecinos. El saldo la noche de este lunes fue de ocho víctimas acribilladas: uno era tiburonero y otro pescador, el resto se dedicaba a diversos oficios.

De acuerdo con las autoridades del puerto, la masacre ocurrió alrededor de las 21:00 horas dentro de una vivienda sobre la calle Primera Poniente entre las calles Cuarta Norte y Quinta Norte en el centro de Puerto Escondido.

Luis Stein, socorrista de la Cruz Roja, informó que una señora llegó a la dependencia y solicitó auxilio. Denunció que se habían introducido unos sujetos a su vivienda para dispararle a los individuos que estaban dentro.

Los asesinados fueron Miguel Ángel Ramírez Caravantes, de 35 años y de oficio arquitecto; Otilio Juan Díaz, de 47 años y mecánico de motores, y Gilbert José Melgar Cortes, de 24 años y taxista del sitio “Marinero”.

También fueron identificados Claudio Santiago Alonso, de 36 años y que se desempeñaba como pescador; Silverio Martínez de oficio tiburonero, Alfredo Pinacho Hernández, de 24 años; Giovanni Josue Acevedo Álvarez de 35 años y quien era oficial de Resguardo Marítimo Federal, y Eulogio Larrea Torres, de 37 años.

En el lugar fallecieron cuatro hombres, mientras que tres murieron cuando recibían los primeros auxilios y uno más (Silverio Martínez) falleció la mañana de ayer en el Hospital Civil de Puerto Escondido, al no lograr sobreponerse de las heridas causadas por balas de calibre nueve milímetros, que de acuerdo con la Vicefiscalía de la región Costa, usaron los sicarios.

Investigan reunión. Es en esta dependencia donde se investiga si alguno de los familiares de los fallecidos sabía el motivo de la reunión nocturna que fue interrumpida por al menos cuatro hombres que llegaron a bordo de un vehículo desconocido.

“No eran integrantes de una misma familia. Sólo estaban ahí reunidas las personas y tampoco celebraban alguna fiesta. La policía no halló rastros de bebidas alcohólicas”, dijo una fuente de la Vicefiscalía de la Costa.

Los sucesos rompieron con la tranquila vida de ese destino turístico, que todo el año atrae a extranjeros.

“Sí ha crecido la delincuencia traducida en robos, pero una masacre así nunca se había registrado”, coincidieron los vecinos.

Curiosamente fue en Puerto Escondido, que pertenece al municipio de San Pedro Mixtepec, donde se realizó el 11 de febrero de este año la primera reunión extraordinaria del Consejo Estatal de Seguridad Pública.

En ese acto, realizado en las instalaciones del 54 batallón de Infantería, el fiscal general de Oaxaca, Héctor Joaquín Carrillo Ruiz, anunció que la entidad es una de las más seguras del país al ubicarse la tasa de delitos en 29%, contra 41% de la media nacional. Sin embargo, reconoció que en 2015 en la entidad oaxaqueña incrementaron los delitos de homicidios dolosos.

Carrillo Ruiz detalló que en un comparativo de la fiscalía oaxaqueña se documentaron 759 homicidios contra 641 registrados en 2011.

Aumentan crímenes. El gobierno de Oaxaca ha reconocido el incremento de los delitos, como los homicidios en las regiones del Istmo de Tehuantepec, sierra sur, Cuenca y parte de la Costa. Incluso redefinió la coordinación con las corporaciones federales, el Ejército y la Marina.

La noche de ayer, una vez alertadas las corporaciones, la Fiscalía coordinó acciones con la Policía Estatal y Municipal para realizar un operativo de búsqueda en carreteras que conectan con esta demarcación para tratar de ubicar y detener a los responsables.

El domingo pasado, en ese mismo Puerto fue acribillada Rosa Narváez Hernández, de 52 años, originaria de Santiago Jamiltepec y radicada en ese destino turístico. Fue atacada a balazos cuando realizaba sus ejercicios matutinos en inmediaciones del fraccionamiento Los Mangales, al parecer por dos individuos que viajaban en una motocicleta.

Violencia en el estado. En Oaxaca, otra masacre similar ocurrió en el municipio de Cosolapa, ubicado en la Cuenca del Papaloapan, en los límites con el estado de Veracruz.

En aquella ocasión ocho hombres fueron encontrados degollados en el interior de una camioneta marca Honda, modelo Pilot.

Estaban dentro y alrededor de la camioneta abandonada y fueron descubiertos por campesinos de Veracruz. Las víctimas tenían las manos y pies atados, con los ojos vendados y mostraban signos de tortura.

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