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Morelia.— María Fernanda Hernández Mejía, de 17 años de edad, era hija de un profesor de secundaria y estudiaba la preparatoria; su familia, de clase media alta, es muy conocida en el Pueblo Mágico de Pátzcuaro, ubicado a 59 kilómetros de Morelia, capital del estado.

Marifer fue encontrada muerta en la presa de Cointzio el pasado 29 de mayo junto con Dalila Estefanía Arredondo Torres, de 25 años.

La edad no era la única diferencia entre ambas víctimas; Estefanía era madre soltera, hija de un funcionario del ayuntamiento de Pátzcuaro y “le gustaba el baile y la fiesta; era muy alegre pues”, describen sus vecinos.

Ambas presentaban heridas en distintas partes del cuerpo con arma punzocortante, reveló la Procuraduría General de Justicia del Estado de Michoacán (PGJEM).

Marifer había pedido permiso a sus papás para pasar la noche en la casa de su amiga Estefanía. Al salir de su domicilio ubicado sobre avenida Las Américas en la colonia Ibarra de Pátzcuaro, fue la última vez que sus familiares la vieron con vida, explicaron funcionarios de la PGJE.

El fiscal michoacano, José Martín Godoy Castro, señaló que este doble asesinato no se puede tipificar como feminicidio hasta que concluyan las investigaciones; mientras que diputados locales, la Comisión Estatal de Derechos Humanos e incluso la Secretaría de Igualdad Sustantiva, denunciaron lo contrario.

“Sí es feminicidio por sus características y no hay vuelta de hoja”, enfatizó Fabiola Alanís Sámano, titular de la Seimujer.

Las investigaciones indican que los cuerpos de las mujeres fueron hallados por vecinos de la zona, quienes reportaron el hecho a las autoridades de seguridad.

La camioneta en la que viajaban fue encontrada en Morelia, a unos metros de la Casa de Gobierno, donde vive y despacha el actual gobernador, Silvano Aureoles Conejo.

Ceremonias separadas, un mismo dolor. A María Fernanda, de aproximadamente 1.76 metros de estatura, tez morena clara, cabello rizado y largo, sus familiares la reportaron como desaparecida un día después de que saliera de su casa y 24 horas antes de ser hallada sin vida.

Su búsqueda recayó en la Fiscalía de Personas Desaparecidas, a la que se turnó la denuncia.

De Estefanía no hubo alerta de su desaparición y su cuerpo fue identificado y reclamado por sus familiares un día después de su hallazgo.

Las dos jóvenes fueron sepultadas el pasado martes, en ceremonias separadas, pero en dónde el dolor de las familias se unió en la exigencia de justicia.

Por ello, luego de que la procuraduría estatal confirmara las edades y causas de la muerte de Marifer y Dalila, se alzaron las voces que no sólo difirieron en la tipificación del doble asesinato, sino también en las cifras.

La Procuraduría de Justicia de Michoacán sólo reconoce que dos de los 31 homicidios dolosos registrados en lo que va del año fueron clasificados como feminicidios —sin tipificar éstos dos últimos— aunque Derechos Humanos asevera que de 2013 al 2015 se registraron mil 400 asesinatos de mujeres, de los cuales 750 fueron tipificados en este delito.

El ómbudsman michoacano, Víctor Manuel Serrato Lozano, enfatizó que en la mayoría de feminicidios “los golpes, la utilización de armas de fuego y objetos punzocortantes fueron las características principales, tales como en estos dos crímenes”.

Por eso, incluyó entre los feminicidios el asesinato de la menor estudiante de prepa, María Fernanda Hernández, y de la joven madre Dalila Estefanía Arredondo.

Lanzan alerta. Incluso, Serrato advirtió que los asesinatos en contra de mujeres son un fenómeno creciente en la entidad que requiere la pronta actuación de las autoridades federales y estatales para frenarlo.

Las cifras de la CEDH coincidieron en su totalidad con el documento enviado a los medios de comunicación por los diputados locales de la bancada del Partido Acción Nacional, que contrastan también con los datos proporcionados por la PGJE.

La muerte de estas dos mujeres generó que habitantes de Pátzcuaro convocaran para este viernes a la marcha pacífica “Ni Una Menos”, en repudio de las agresiones, además para exigir alto a las desapariciones y homicidios en contra de mujeres, principalmente jóvenes en esa región lacustre.

No obstante, familiares de las dos jóvenes asesinadas pidieron que no se exhibieran sus nombres y sus rostros en las pancartas que portarán los asistentes a la manifestación.

Esta movilización —sin precedentes de este tipo en ese municipio de casi 100 mil habitantes— ha sido convocada por mujeres de la sociedad civil y será una marcha en silencio, con respeto a las autoridades, a los automovilistas y a los peatones.

“Pediremos paz en paz, porque recuerden que la violencia genera más violencia”, cita la convocatoria publicada en redes sociales.

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