Ninguna de las adversidades que enfrenta Michoacán le han impedido a un joven universitario alcanzar el sueño de que algún día se pongan en marcha sus proyectos de gobernanza, cuidado de los bosques y seguridad en su pueblo indígena Cherán, ubicado en la Meseta Purépecha.

Edwing Ezequiel Jiménez Fabián es uno de ocho jóvenes indígenas que por la calidad de su proyecto de tesis obtuvieron una beca para participar en el Programa de verano ITAM-Stanford 2016.

El estudiante de octavo semestre de la Facultad de Historia de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y promedio de 9.2 está a casi un mes de integrarse a un grupo de destacados investigadores internacionales para lograr otro de sus objetivos: hallar una forma de organización social que permita a su comunidad recuperar su historia.

Su reto será analizar los riesgos globales en seguridad y gobernanza en Latinoamérica y en especial en su comunidad. No ha sido fácil para él.

Edwing revela en entrevista para EL UNIVERSAL, que ha sido víctima de bullying por su condición social, sus orígenes y rasgos indígenas, así como por su forma de hablar; sin embargo nada lo ha detenido.

Hijo de un ama de casa y artesana, lamenta que Cherán padezca la desculturización de sus raíces, al grado de perder la lengua de origen (purépecha) y parte de sus costumbres.

“Cherán se desplomó por la incidencia del crimen organizado en los gobiernos municipales y por eso, ante el hartazgo de la comunidad, se decidió correr a los políticos y crear un Consejo General Indígena de Barrios, donde todo el pueblo participa para tomar las decisiones”. Se le quiebra la voz. Respira y continúa.

Recuerda que en 2005 los pobladores de ese municipio de poco más de 19 mil habitantes tomaron la decisión más importante, ante la fractura del sistema político de partidos: la gobernanza comunitaria.

El 13 de noviembre de 2011, los indígenas lograron suspender la elección constitucional en su municipio; luego el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación decidió que Cherán eligiera a su ayuntamiento mediante el sistema de usos y costumbres.

El 30 de noviembre, el Congreso de Michoacán nombró legalmente al Consejo Municipal, electo por los habitantes y que asume hasta la fecha las riendas de la gobernabilidad.

Edwing también juega futbol soccer en su comunidad los fines de semana; tiene tres hermanos de 24, 11 y 3 años de edad; su padre es coordinador de uno de los cuatro barrios que integran el Consejo General de Barrios, máximo órgano de gobierno en esa localidad, asediada también por el narco.

Por eso para el estudiante prodigio de la Universidad Michoacana, la seguridad es tema prioritario de tesis, al igual que los usos y apropiaciones del bosque en Cherán —entre 1950 y 2015—, en busca de aplicar los resultados de su investigación a favor del desarrollo de su comunidad.

La travesía para llegar a ello tampoco ha sido fácil para él, pues tuvo que enfrentar trámites burocráticos, cambiar la cocina tradicional de su pueblo por comida rápida, dejar a su familia y aguantar la violencia escolar.

Pero el joven no se cansa de repetir que es “orgullosamente indígena”, y la huelga en la Universidad Michoacana tampoco ha evitado que Edwing se prepare en la biblioteca y hemeroteca del complejo universitario.

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