Juana y Bacilia viven con miedo, mucho miedo, desde hace casi dos meses. A pesar de estar resguardadas día y noche por 50 policías de la Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca, temen por sus vidas en medio de la zona selvática de Los Chimalapas, entre los límites de Chiapas y Veracruz.

Las dos mujeres chinantecas de San Francisco La Paz, agencia de Santa María Chimalapa en Oaxaca, por más de un mes cargaron filosos machetes mientras se desempeñaron como celadoras de los cuatro retenidos, invasores de Uxpanapan, Veracruz.

Juana García y Bacilia López Cabaña participaron, como el resto de las mujeres del pueblo, en la vigilancia, durante un mes y ocho días, de Joaquín Escandón, Leonardo Juan Zarate, Roberto Martínez y David Vega, retenidos en la Casa Museo del pueblo que sirvió como cárcel.

“No somos gente mala, sólo defendemos lo nuestro. No queremos frijoles del gobierno, queremos que acabe el problema, queremos vivir en paz”, comenta Juana.

Los cuatro son del Poblado 14, Veracruz, ubicado a 11 kilómetros de San Francisco La Paz: fueron retenidos el 24 de diciembre de 2015 cuando invadían la zona comunal de Oaxaca. Dos fueron liberados el 24 de enero y los otros dos, cuatro días después.

Mientras estuvieron retenidos, los familiares de David Vega Guerrero, señalado como el promotor de las recurrentes invasiones desde Veracruz, amenazaron con rescatarlo a punta de pistola, por eso, el pueblo se armó.

“El gobierno nos amenazó con demandarnos por la retención y los familiares de Vega dijeron que lo rescatarían a balazos, por eso el pueblo estuvo vigilante y armado. Desde el 24 de diciembre no salimos, no vamos al campo y no trabajamos”, manifestó Víctor Eusebio Vázquez, agente municipal.

De acuerdo con Constantino García Toribio, ex agente municipal, en 1993, David Vega fungió como uno de los principales pistoleros asentados en el predio invadido Colonia Ganadera San Isidro La Gringa, municipio de Cintalapa, Chiapas, y violó los derechos humanos de comuneros de San Francisco la Paz durante el periodo 1987-1992.

El Comité Nacional por la Defensa de Los Chimalapas también acusó a Vega Guerrero de ser el autor material e intelectual del secuestro y desaparición del comunero chima, Pablo Escobedo Méndez, sucedido en 1991.

Desde hace 15 días espera su sentencia de un juez federal por invasión y despojo.

El territorio en disputa

En la zona comunal de San Francisco La Paz, los veracruzanos invaden alrededor de 56 mil hectáreas en cuatro puntos.

Los comuneros zoques de Los Chimalapas compraron 900 mil hectáreas del territorio Chimalapas, tal y como lo demuestran en títulos primordiales y que puntualmente lo describe La historia chimalapa, de Miguel Ángel García.

El autor narra que el “24 de marzo de 1687, el cura Domingo Pintado, a nombre de todo el pueblo, pagó 25 mil pesos oro a la Corona española por 900 mil hectáreas de tierras donde se asentaba Santa María, que era un solo pueblo zoque. Este territorio quedó registrado bajo el amparo de títulos virreinales.”

De todo ese territorio, a los zoques oaxaqueños el gobierno federal les reconoció, en una resolución presidencial del 10 de marzo de 1967, 595 mil hectáreas que colindan con Veracruz y Chiapas. A San Miguel Chimalapa le tocaron 134 mil hectáreas y a Santa María, 460 mil.

Dos meses después, en mayo de 1967, el gobierno federal le cedió en otra resolución a Chiapas 4 mil 975 hectáreas del territorio oaxaqueño. Entonces, el conflicto se agudizó.

De 1994 a 2004, Oaxaca recuperó 45 mil hectáreas invadidas por ganaderos chiapanecos de la colonia San Isidro la Gringa (porción noreste de Los Chimalapas) y 20 mil hectáreas invadidas por oaxaqueños y veracruzanos de la colonia Cuauhtémoc (porción noroeste).

En tanto, en la zona oriente de Los Chimalapas, que colinda con Chiapas, continúa hoy el conflicto por límites con los ejidos Gustavo Díaz Ordaz, Rodulfo Figueroa, Ramón Escobar Balboa y Flores de Chiapas (todos de Cintalapa, Chiapas).

Este año el conflicto agrario entre Oaxaca, Chiapas y Veracruz cumple seis décadas activo, provocando devastación de selva y derramamiento de sangre entre zoques y tzotziles.

El abandono institucional

La comunidad de San Francisco La Paz, agencia de Santa María, tiene mil 250 habitantes, incluyendo niños. Existe una clínica de salud con pocos medicamentos y falta de instrumental. No tienen carreteras ni agua potable; el líquido lo toman del río Uxpanapan.

Ante el temor de ser atacados, desde el 24 de diciembre los hombres del pueblo no salen al campo. El desabasto ya se nota en la tienda, sobre todo de maíz y productos básicos.

Además, al no haber trabajo, no hay venta, nadie puede comprar, dice Elizabeth Vicente de la Cruz, encargada de la tienda Diconsa.

El obispo emérito de la Diócesis de Tehuantepec, Arturo Lona Reyes, indicó que el ambiente es difícil, sobre todo en el tema de la alimentación, debido a que las reservas de la canasta básica se acabaron, además de que aún no salen de manera regular a trabajar las tierras.

Los comuneros, confiados, aceptaron ante la Secretaría de Gobernación esperar la orden de desalojo de invasores; en Santa María ya no hay retenidos, pero la tensión se mantiene y la paz no regresa a esta zona selvática de Oaxaca.

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