Jóvenes y hombres de Cancún se pusieron falda y se instalaron la tarde-noche de este domingo en el Monumento de las Estrellas y Caracoles de Cancún, para protestar en contra de la violencia que se ejerce en contra de las mujeres, en todas sus formas y tipos.

En un acto simbólico, los varones –algunos con bebés en brazos o de su mano- portaron faldas para “sentir por una hora el peso de las miradas de otros hombres, como les pasa a las mujeres”, dijo Ariel o “para protestar que a nosotros como hombres, también nos duele la violencia contra la mujer y estamos en contra de la violencia de la cual son objeto”, sumaba Jaime.

“Hombres anti-patriarcales decimos basta de violencia”, “Uno más, por ni una menos”, “Machismo asesino”, “Si nos tocan a una, nos tocan a todas”, se leía en las pancartas que portaron varios de los participantes, quienes rodearon durante una hora la Glorieta del Ceviche, como se le conoce coloquialmente al monumento, localizado en el centro de la ciudad.

La actividad tuvo como marco el Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, conmemorado el 25 de noviembre pasado, fue organizada por el Centro Integral de Atención a la Mujer (CIAM-Cancún) y respaldado por el Colectivo “Ni una Menos”.

Acudió también Teresa Carmona, representante del Movimiento por la Paz, la Justicia y Dignidad, en Quintana Roo, quien colocó, en paralelo, un tendedero con pañuelos bordados con las historias de María Fernanda, de 13 años y Karen Carrasco, de 19, víctimas de feminicidio, en abril y octubre pasados.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Celina Izquierdo, integrante del Colectivo “Ni una Menos”, indicó que al aceptar ponerse una falda, los hombres derrumban diferencias de género.

“No importa lo que te pongas, el valor del ser humano es el mismo. Es también un ejercicio muy importante para los hombres porque ellos puede percibir el nivel de vulnerabilidad que tiene una mujer cuando porta falda. Cuando vas en la calle con falda cualquier te revisa, te mira de manera morbosa, te puede dar un manotazo o decirte cualquier cantidad de cosas.

“Entonces, poniéndose la falda, pueden experimentar –aunque sea durante una o dos horas- lo que significa ese grado de vulnerabilidad por portar un cierto tipo de ropa y que lo hagan implica la decisión y la capacidad de ponerse en nuestros zapatos. Es decir, soportar las miradas de otros hombres y mujeres, responder con actitud, ponerse en frente y decir que ‘no soy menos o más por la falda’ es simplemente un gesto de solidaridad con quienes usualmente usamos la falda. Si se pusieran tacones, verían lo difícil que es transitar por la vida con falda y tacones”, expresó.

Para la también directora del Observatorio de la Violencia Social y Género de Cancún, esta actividad evidenció el gesto de que en la lucha por defender los derechos de las mujeres y de protestar en contra de la violencia ejercida en contra de éstas, existen también varones.

El hombre también educa machos

Uno de los argumentos actuales para culpar a las mujeres por la existencia de hombres machos, es que son ellas quienes les educan bajo esos patrones. También se les responsabiliza de ser culpables del quiebre de familias y la pérdida de valores, al dejar las labores del hogar, por buscar su desarrollo profesional y personal.

“Ese pensamiento forma parte de una cultura machista. Siempre hay que buscar una justificación para las agresiones hacia la mujer y en este caso, a nuestras madres porque ellas son las que nos educan, pero eso es falso. El hombre ausente, también educa. El hombre que se desatiende educa con ese ejemplo. El hombre que golpea, impone y no respeta, educa, no sólo la madre.

“Creo que vivimos momentos en que el hombre debe ejercer realmente su paternidad, no con autoridad, sino haciéndose responsable en la educación efectiva y de respeto a los hijos e hijas; no sólo es ser proveedores”, indica Ariel Valtierra.

El joven entrevistado tiene 33 años, nació en el Distrito Federal y radica desde hace más de 25 años en Cancún.

Trabaja en el Observatorio de la Violencia Social y de Género de esta ciudad y opina que “la culpa” es fruto de la ignorancia y de una cultura tendiente que confirma la violencia hacia las mujeres, responsabilizándolas y castigándolas social, personal y emocionalmente por pretender soltarse de roles que le son impuestos de acuerdo con su sexo y género.

“Culpar a las mujeres por educar machos o por la pérdida de valores, es ejercer también una forma de violencia en su contra, porque estamos relegándoles una responsabilidad que no sólo debe ser suya. Hay que romper con ese paradigma”, subrayó

Esta tarde-noche Ariel tomó a su bebé en brazos y se puso la falda para demostrar su compromiso con la causa feminista que, aclara, no significa “odiar a los hombres”, ni “excluirlos”, como se ha tratado de hacer creer para desprestigiar al movimiento.

“Me puse la falda para sentir por unos momentos todo lo que ellas tienen que vivir todos los días, durante su vida. Desafortunadamente viven el acoso; el acoso diario de las miradas, de cómo las juzgamos hombres y mujeres.

“Hemos estado aquí más de 20 minutos y es impresionante nada más sentir las miradas de los automovilistas que pasan y esa sonrisa burlona por el hecho de traer falda. No me imagino todo lo que tienen que vivir por vestirse como ellas quieren hacerlo”, manifestó.

Violencia contra la mujer, castigo por sublevarse ante el dominio

Como varón, Ariel está consciente de que hay hombres víctimas de violencia, pero asume que las mujeres son más vulnerables ante el fenómeno, sino que superan por mucho, los casos de maltrato en todas sus variantes.

“La mayor violencia que se comete es en contra de las mujeres; las estadísticas así lo demuestran; es verdad que los hombres también sufrimos violencia, pero es de otra magnitud, es diferente. Es por un robo, por una pelea, por competir, pero las mujeres sufren violencia al momento en que intentan liberarse del control y del poder que se quiere ejercer en su contra.

“Sufren violencia porque se niegan a acostarse con alguien, porque no aceptan sujetarse al control de un hombre, porque no quieren andar con alguien, porque las celan, porque no cumplen órdenes. Sufren violencia porque se niegan a ser dominadas… eso no es justo. Los hombres mueren en ambientes públicos, por riñas, pero las mujeres mueren en sus casas, porque son asesinadas por motivos de género”, afirma Valtierra.

Por separado, Jaime Torres, fotógrafo de 33 años, coincide con Ariel. Originario del Distrito Federal y radicado en Cancún desde hace ocho años, se sumó en solidaridad a la actividad de portar falda.

“La falda es la forma de mostrar nuestro respaldo, nuestro apoyo a las mujeres y, como hombres, nuestro repudio a la violencia que sufren cotidianamente. Es verdad que la violencia toca a los hombres también, pero no se compara.

“Yo como hombre no veo normal que se ataque a los movimientos de mujeres que buscan defender sus derechos, que buscan evidenciar la violencia que sufren, en un mundo en donde parece que es lo normal. No sé cómo expresarlo, pero no lo entiendo. Por otro lado, creo que necesitamos fomentar una cultura de paz, de paz para compartir todos. Tenemos que recuperar el respeto perdido hacia el otro”, añadió.

afcl

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