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Oriental

El viento hace crujir las estructuras que chillan por el abandono que sufren. Las paredes de concreto y los techos de lámina con diseño arquitectónico lucen en buenas condiciones, pero sin mantenimiento.

Se trata del Nodo Logístico Intermodal La Célula, uno de los proyectos emblemáticos del entonces gobernador priísta de Puebla, Mario Marín, y que hoy resiste los embates del sol, viento y polvo de esta región ubicada en los límites con Veracruz.

Los accesos de concreto hidráulico de la terminal interior o puerto seco, con servicios de transferencia de transporte ferroviario y carretero, siguen a la espera de inversionistas o que las autoridades estatales volteen a verlos.

La obra que originalmente tenía un costo de 180 millones de pesos —inversión que ascendió a 450 millones— se mantiene en pie gracias a la honestidad de los residentes de la región, pues carece de vigilancia y se puede ingresar hasta su corazón sin problema.

El entonces secretario de Desarrollo Económico (Sedeco) estatal, José Antonio López Malo, justificó el incremento en los costos y la falta de inversionistas a la caída de bolsas de 2008. “La crisis económica retrasa la llegada de inversiones. Las empresas no nos han dicho que no, pero quieren ver la evolución del mercado, de la economía, para tomar una decisión”, dijo.

Siete años después, todos los cristales se encuentran intactos y la señalética del lugar está en buenas condiciones, así como las casetas de ingreso, aunque desde enero de 2009, cuando fue inaugurado formalmente, sigue en espera de que alguien lo quiera.

La Célula, como es conocido popularmente el puerto seco, buscaba ser un punto de concentración del tránsito para consolidar el corredor Ciudad de México-Veracruz y alentar el comercio de la zona sur-sureste de México.

Entre las cinco rutas comerciales que se planeaban captar por La Célula estaban los corredores Puebla-Progreso, Puebla-Ciudad Hidalgo, Acapulco-Tuxpan, Acapulco-Veracruz, y la del Altiplano-Arco Norte.

La obra del marinismo se efectúo en diversas etapas que contemplaron la construcción de la terminal intermodal de 13.5 hectáreas, la urbanización de la zona de actividades logísticas, el recinto fiscal, servicios de agua, telefonía y accesos carreteros.

La administración estatal debió utilizar tierras de mil 219 ejidatarios con la compraventa de 600 hectáreas; sin embargo, a la fecha siguen quejas de la falta de pagos oficiales de inconformes por los bajos costos que pretendían pagar por los terrenos.

Cada campesino recibió poco menos de 5 mil pesos correspondientes a la parte proporcional por la venta de las 600 hectáreas de uso común, pero muchos se negaron a aceptarlos por considerar que era irrisorio.

Hubo promesas de inversiones. El entonces secretario de Finanzas, Gerardo Pérez, dijo que una de las empresasinteresadas era Chiclet’s Adams.

En las últimas semanas se vislumbró que el puerto seco podría funcionarle a la empresa Audi, que lleva a cabo inversiones millonarias en el municipio de San José Chiapa, a 30 kilómetros de Oriental, donde se ubica La Célula, pero hasta ahora no hay nada firme.

Puentes ‘del olvido’. Dos enormes estructuras forman parte de la imagen urbana y de la cotidianidad de toda una población. Se encuentran en el camellón central del concurrido Periférico Ecológico de la ciudad de Puebla, pero llevan tantos años ahí que son considerados como parte del escenario y no como una obra abandonada.

Se trata de dos enormes estructuras de concreto, enormes brazos que conectarían a colonias de la zona con dicha avenida edificada en el sexenio de Manuel Bartlett Díaz (1993-1999).

De acuerdo con los relatos periodísticos de la época, los dos puentes formarían parte de un distribuidor vial para conectar, en ese entonces, a las colonias Tres Cerritos, Las Carmelitas y la unidad habitacional San Miguel Mayorazgo, con el Periférico.

Las dos rampas de acceso de los puentes quedaron concluidas, pero solo unos cuantos metros adelante la obra quedó incompleta y ahora está llena de grafittis y maleza, que la hace confundirse con el camellón central.

El proyecto original consistía en 58 kilómetros con un ancho total de derecho de vía y bandas ecológicas de 100 metros, 11 distribuidores viales y 12 diamantes viales; vías radiales y ramales para 14 municipios conurbados.

El Anillo Periférico fue planeado con dos arroyos de circulación vehicular provistos de un acotamiento al lado izquierdo de un metro de ancho y tres carriles de tres y medio cada uno, como actualmente luce.

A pesar que en su época fue criticado, ahora es una de las vialidades más transitadas para librar el centro de la ciudad e incluso actualmente se utiliza como vía alterna para comunicar a la ciudad de México con Veracruz.

El distribuidor vial quedó incompleto para que las siguientes administraciones la concluyeran, pero a más de 15 años de distancia, sigue a medias.

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