El presidente de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI) en Cancún, Miguel Ángel Lemus, declaró que si los inversionistas en "Malecón Tajamar" cometieron alguna falta ambiental o urbana, deben ser sancionados, pero advirtió que el mega desarrollo "no puede, ni debe detenerse".

"El que choca y no trae su licencia, que le hagan su infracción y aquel que no presentó su permiso que le hagan su infracción; pero Tajamar es un proyecto que no se puede detener‎ (…)

‎”El proyecto cumple con todas las de la ley para salir adelante. Es una zona de desarrollo sustentable (…) Fonatur hizo las cosas correctamente, los inversionistas son inversionistas de buena fe y nadie va a detener el progreso, la economía de nuestro municipio en su zona más importante de desarrollo económico frente al mar: Tajamar”, afirmó el empresario, quien dijo que el mega complejo equivaldrá a un “distrito renovado” que generará fuentes de empleo.

Lemus Mateos comercializa algunos de los 38 lotes que el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), vendió a diversos inversionistas para desarrollar proyectos residenciales, condominales, oficinas, plazas comerciales y hoteles en las 79 hectáreas del complejo, que enlaza al Sistema Lagunar Nichupté con la ciudad.

El Fonatur obtuvo de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), una autorización de impacto ambiental el 28 de julio del 2005, para el desarrollo del plan maestro del mega proyecto e impuso una serie de condicionantes.

"Fonatur cumplió en tiempo y forma con los requisitos que la ley, en su momento, le impuso para poder desarrollar el Plan Maestro y su infraestructura.

"El terreno esta impactado, igual que todo Cancún esta impactado, igual que una zona hotelera ‎que fue construida en dudas, fue impactado bajo una ley federal; igual Tajamar. No le veo el caso de unas gentes inconformes... hay que tratar de generar un proyecto de protección a la fauna y que pueda seguir su ciclo de vida", expresó Lemus Mateos.

El inversionista criticó que la atención se centre en una zona de desarrollo planificado y no en los asentamientos irregulares que provocan mayores afectaciones a diversos ecosistemas, al carecer de drenaje, deforestar selva y favorecer la contaminación de zonas de captación de agua.

"Se me hace que deberían fijarse más en la gente de esas zonas que en esta, que tiene infraestructura, drenaje, pavimentación, ‎agua potable y manejo de ecosistemas para el desarrollo", consideró.

El entrevistado recordó que el inversionista que no inicie su proyecto en Malecón Tajamar, antes de que venza la vigencia de la autorización de impacto ambiental, tendrá que tramitar sus permisos bajo la ley ambiental actual, que es más restrictiva que la de 2005.

"Quien no inicie antes del año que entra, si no desmontan, si no presentan su proyecto y no se evalúa su licencia de construcción, ahí si pueden perder y entramos en otro tema", advirtió.

Malecon Tajamar, inviable en el contexto actual: Semarnat

Por separado el delegado de la Semarnat en Quintana Roo, José Luis Funes, reconoció que en el contexto actual, siendo el Cambio Climático uno de los grandes retos mundiales y, urgidos de ecosistemas naturales que mitiguen los impactos del Calentamiento Global, proyectos como Puerto Cancún o Malecón Tajamar, son inviables.

“No, obviamente para el contexto actual ya no sería viable, pero finalmente tenemos que respetar aquí (Malecón Tajamar) los derechos adquiridos y ver la forma en que se autorizó”, expresó.

En entrevista, Funes Izaguirre detalló el proceso que siguió la evaluación del proyecto, autorizado por la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental (DGIRA), entonces titulada por el biólogo, Ricardo Juárez Palacios.

La autorización para el Plan Maestro de Malecón Tajamar –dijo- se emitió a nombre de Fonatur, en 2005, con una serie de condicionantes que, deben ser cumplidas por el Fondo.

Al vender los terrenos para desarrollarse, los propietarios debieron presentar un sub-proyecto al Fonatur, para ser revisado y cotejar que se adecuaba a la zonificación y criterios establecidos en el Plan Maestro y ser validado por la DGIRA.

“El tema es que ya teniendo la validación de la Semarnat, a través de la DGIRA, el Fonatur debió notificar al propietario que ya contaba con autorización, solicitar el permiso de chapeo y desmonte (con la Dirección municipal de Ecología) e iniciar el desmonte, que muchas veces lo hacia Fonatur a través de Baja y Mantenimiento y después tenía que informar otra vez a la DGIRA que se llevó a cabo el desmonte”, detalló.

El procedimiento se cumplió parcialmente, pues se vio interrumpido por el cambio de domicilio de la Semarnat, que motivó la suspensión de actividades de la DGIRA, durante un mes.

“Acaban de regresar entonces vamos a ver la posición de la DGIRA en cuanto a esto, pero nosotros no tenemos que ver como delegación”, argumentó.

afcl

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