Desde el viernes 15 de mayo, cuando la justicia mexicana entregó formalmente a Alondra Díaz a su verdadera madre, Dorotea García, su padre no ha vuelto a tener contacto con ella.

Reynaldo Díaz dejó la localidad de Cofradía, Jalisco, donde vivieron juntos el último año, y se trasladó al rancho de un amigo en Michoacán, donde trabaja cuidando el ganado y la tierra.

Ahí lo localizó EL UNIVERSAL TV y conversó con él para conocer su versión de los hechos. Es la primera entrevista que ha ofrecido para un medio mexicano o extranjero, y la única que dará. Dice que no quiere poner en riesgo el trabajo que recién consiguió.

—Desde que Alondra se fue a Houston, ¿ha hablado con ella?

—No, ni un día. Tengo fe de que algún día mi hija me hable. Yo nunca la podré llamar porque si Dorotea lo sabe, sé que no me la va a comunicar nunca. Ya lo hizo cuando estábamos en Houston. ‘No está tu hija, se fue a tal parte’, me decía”.

El hombre relató que junto con su hija vio por televisión las imágenes de la otra niña, Alondra Luna Núñez, cuando fue sacada por la fuerza de su escuela en Guanajuato, para ser trasladada a Houston.

Aclaró que nunca se escondieron. Permanecieron una semana más en Cofradía, luego se fueron a un balneario en Michoacán y de ahí al rancho donde hoy se encuentra.

“Cuando miré que las cosas se estaban poniendo más calientes, le pregunté a mi hija qué quería hacer y ella me dijo que quería estar conmigo. Pero le aclaré que no se merecía esa vida, necesitaba jugar con sus amigas, chatear con ellas”.

Reynaldo le sugirió entonces hablar con su abuela y con sus tías paternas para que la convencieran de que ya no podía hacer la vida a su lado, pues Dorotea siempre la iba a estar buscando.

Fue así que, a través de la Fundación FIND, acordaron su entrega el lunes 11 de mayo.

—¿Cómo fueron las últimas horas? ¿Cómo pasaron sábado y domingo?

—Ella la pasaba muy triste, no comía. Tratamos de pasárnosla juntos lo mejor que se pudiera, conversando, platicando. Pues se siente feo (llora), es triste, la verdad, porque es sangre de mi sangre —exclamó.

Rechazó tener miedo de ser detenido. “Le voy a decir por qué: mi hija ya está grandecita y ya sabe lo que hará si a mí me detienen. A lo mejor lo merezco, pero yo no temo que me detengan porque ella ya se sabe defender”.

La Fundación FIND apoyará legalmente a Reynaldo. Uno de sus argumentos es que Dorotea ha falsificado papeles. De hecho, Reynaldo manifestó que primero la conoció con el nombre de Francisca y luego descubrió un documento migratorio, quizá apócrifo, donde utilizaba el nombre de Alicia.

—¿Cómo es su vida sin Alondra?

—Un poco difícil porque empieza a llegar la soledad, pero tengo que salir adelante —concluyó mientras espera, al menos, una llamada de su hija.

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