Malinaltepec

Son las 15:20 horas de un domingo de abril. Amancia Patricio baña con agua de la pila a su hija de 5 años, Yolotzin, que en náhuatl quiere decir corazoncito. Dentro de su casa de madera Ana Lilia, otra de sus hijas, barre el piso de tierra: es alta y de ojos cafés; apenas tiene 11 años y es su mano derecha en el trabajo de casa.

Amancia, que nació en la región más “olvidada” del estado, quizás del país, dice, aún está pensando si votará el 7 de junio porque ya no cree en ningún partido: “No cumplen, cuando ya están tienen mal trato, dicen muchas cosas que no cumplen”.

Su casa está en Tilapa, una comunidad ubicada en Malinaltepec, uno de los municipios más altos de la región de la Montaña. Para llegar ahí transcurren, desde Chilpancingo, al menos seis horas y media de camino en curvas. En el recorrido se ven grandes cañadas, árboles y elevadas montañas.

Amancia reprocha que los candidatos les prometen caminos, obras como la colocación del drenaje, luz eléctrica en todas las casas; desarrollo. Pero nada de eso ha llegado a Tilapa, una de las 120 comunidades de Malinaltepec, que registra con otros municipios de la región, altos índices de analfabetismo y bajos de desarrollo humano.

Vive su propia circunstancia difícil. Se hace cargo de sus seis hijos ganando, a veces, 500 pesos al mes. Siembra rábanos, cilantro y los vende; para su familia prepara comidas de quelites del monte, hace tortillas: “la vamos pasando”. Señala que ha llegado a ganar hasta mil 500 pesos al mes por su verdura, pero cuando no, se organiza con 500.

En la fachada de su casa, de unos 10 metros, se lee una leyenda: “Todos Somos PT”, colocado en letras amarillas. Y aunque el anuncio del Partido del Trabajo abarca casi la mitad del frente de su hogar, nadie le pagó por la publicidad, “sólo me pidieron permiso”. La mujer de piel cobriza y 33 años dice que nunca le pagan.

La casa de Amancia podría describir las condiciones que viven la mayoría de los 350 mil habitantes, según el último censo del Inegi, de los 19 municipios montañescos: no tiene piso de concreto ni drenaje; su estufa es de leña y no tiene baño. Su vida dentro del hogar, para ella y sus hijos, transcurre en dos habitaciones.

Desde pequeña conoce las montañas de Tilapa, un pueblo de mil 200 habitantes que hablan el tlapaneco. Se acuerda cuando no había caminos de concreto, situación que prevalece a la fecha en algunas comunidades.

La señora dice que desde chica en Malinaltepec se ha vivido con poco dinero. Sus papás se dedicaron también al campo y nunca han tenido grandes bienes. Ella y su familia lo único que tienen son sus tierras donde siembran maíz, calabaza, ejotes, frijol, tomate. Ningún político ha ayudado a su comunidad, que recuerde, menos a ella.

La única ayuda que ha tenido es la de sus hermanos, de su papá y sus hijos, más de los grandes: Ana Lilia de 11 y Francisco de 14, quien es el hombre de su casa, mientras su hermana cuida de los otros niños de 9, 7, 5 y 2 años.

Vivir al día. En la región de la Montaña, donde se concentra 90% de la población indígena del estado, la preocupación no se centra en las elecciones del próximo 7 de junio, sino en resolver sus necesidades, las que ningún candidato ha atendido y los mantiene en condiciones de pobreza.

En un recorrido de EL UNIVERSAL en comunidades de Malinaltepec, uno de los municipios donde los habitantes son me’phaa (tlapanecos) y en algunas localidades Ñu Saavi (mixtecos), la gente compartió que se siente defraudada de los políticos porque ocupan los cargos para enriquecerse y no generan oportunidades de trabajo.

En Tres Marías, Tilapa, San Miguel El Progreso, Paraje Montero y Santa Cruz del Rincón, el sentimiento es el mismo; la gente coincide en que los candidatos “prometen y no cumplen”, pero la mayoría dijo que no votará, o lo “están pensando”, otros dijeron que sí lo harían, porque es su “obligación”.

De los 3.5 millones de personas que hay en Guerrero, la gente que vive en los 19 municipios de la Montaña, una de las ocho regiones que componen la entidad, conforma 10% de la población del estado. Hay cuatro, de los 28 distritos electorales locales, uno de los 9 federales y 19 alcaldías.

Las campañas electorales en esta región han sido distintas, según dicen los habitantes de municipios de la zona, por sus usos y costumbres.

Aún hay municipios tlapanecos como Cochoapa El Grande, Malinaltepec, Metlatonoc e Iliatenco, donde las autoridades y los pueblos deciden en asamblea, por usos y costumbres, a quien “enviarán” de diputado o alcalde y si se lo proponen al PRD o al PRI.

Es un intercambio de candidato por la legalidad de los comicios.

Sólo que desde 1989, los habitantes de Malinaltepec e Iliatenco daban su voto al PRD, pero de dos elecciones a la fecha, “caciques de la zona” imponen a gente “involucrada en negocios ilícitos y que quieren ser autoridad, sólo para enriquecerse del pueblo”.

En ese contexto se desarrolla el proceso electoral. Sobre las condiciones de pobreza de la gente, que en comunidades de Cochoapa El Grande y Metlatonoc alcanza niveles de países africanos, y las promesas incumplidas de los candidatos de todos los partidos políticos: hay comunidades donde nunca un candidato a gobernador se ha parado a hacer campaña, por ejemplo.

En las elecciones de 2012, de los 19 ayuntamientos de la región donde se ubica Cochoapa El Grande, el municipio con menor índice de desarrollo humano del país, según la Organización de las Naciones Unidas, el PRI y el PRD quedaron en igualdad de espacios: nueve para el tricolor y nueve para el sol azteca.

Hace tres años, el PRD ganó cinco alcaldías con candidato único y cuatro en la coalición “Guerrero nos Une” conformada con el PT y MC, mientras que el PRI ganó siete solo y dos en coalición con el Verde Ecologista.

En los cuatro distritos que hay en la región, el PRD ganó tres diputaciones mientras que el PRI una. La participación ciudadana de esos distritos, según mediciones del Instituto Nacional Electoral (INE) se ubica ocho puntos por debajo de la media nacional, que en el proceso pasado registró 63.5%.

Dividen al pueblo. En San Miguel El Progreso, Juìba Wajiìin en tlapaneco, cuyos habitantes se mantienen a la espera de que les resuelva la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) un amparo contra la ley minera, porque no permitirán que entren empresas a “saquear” su territorio, la gente está dividida.

Desde la fundación legal del pueblo en 1964, recuerda Alfredo Santiago habían sido una comunidad organizada. Se dedicaban a la siembra, elegían a sus autoridades por Asamblea, y de los partidos, hasta “el cambio en 1988, 89” la gente se fue del PRI al PRD.

Alfredo es comisariado de los Bienes Ejidales de San Miguel y junto a su secretario, Melchor Barrera Hilario, advierten que no votarán. “Hay gente que está por interés, los engañan con 100, 200 pesos. Mil pesos, 500 se les da de la compra de su voto, y el PRI y el PRD son los que siempre andan comprando los votos y dando cosas”.

En cambio, Herlinda Solís, una mujer sexagenaria, advierte que ella sí irá a depositar su voto, porque: “El color de la bandera fue la que respetó mi papá y es la que respeto yo. Por esa voy a votar, la de tres colores, la que tengo parada en el patio, porque así me dijeron: por esa Herli, das la vida”.

En Paraje Montero, una comunidad de 2 mil 100 habitantes, donde llegan recibos de luz hasta por 7 mil pesos, según las cifras de Cupertino Sánchez, comisario municipal, desde 1995 que tienen luz eléctrica no les han regulado el servicio. Las tarifas son injustas y el gobierno no lo ha hecho nada.

Alzando un bonche de recibos de luz, dice que les cobran “¡como si fuéramos empresarios, gente adinerada!”. La mayoría de veces deciden no pagar y colgarse de la luz de alguien más. Hacen falta “caminos, drenaje, luz, doctores, hace falta mucho de todo”.

Con las lluvias de la tormenta tropical Manuel en 2013, las carreteras en la Montaña se dañaron 80%, según el Centro de Derechos Humanos de la Montaña; la gente perdió sus cosechas y casas, que a la fecha no las han podido entregar, recuerda el secretario del comisario, Romualdo Carrasco.

Esa tarde, en camionetas GMC y Toyota, visitó la comunidad Victoriano Wences Real, candidato a diputado federal por el distrito 5 federal, que además de los 19 municipios de la Montaña, abarca San Luis Acatlán, de la Costa Chica. El político dejó inconcluso su periodo como alcalde de Tlapa por el Partido del Trabajo (PT).

Lo recibieron unas 20 personas y cuando se le preguntó sobre las necesidades de Paraje Montero entre titubeos del por qué había prensa, dijo: “A eso vengo, a escuchar”.

Caciques amenazan jornada. Manuel Guzmán, militante del PRD, originario de Malinaltepec, dice que la mayoría de comunidades de su municipio acordó en asamblea el sábado 11 de abril, no instalar casillas en su municipio porque “caciques” como Raymundo García Gutiérrez, en Acatepec, otro municipio de la Montaña y Víctor Aguirre, ex funcionario del gobernador con licencia, Ángel Aguirre, les impusieron candidatos.

Desde la cúpula del PRD no respetaron la decisión de la asamblea que había dicho a quién quería como candidato. Ante estas situaciones, en la opinión de Guzmán, es necesario consolidar ejercicios para que se creen Consejos Autónomos Municipales.

Este proceso podría estar completado hasta 2018, pero por lo pronto la idea es que las comunidades adquieran autonomía legal con autoridades eligidas por usos y costumbres.

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