"Me transformé en algo que no quise, cambié mi forma de ser y me convertí en la 'chica de la tele'; todos mis ideales los mandé a la mierda, me vendí".

Así recordaba Mon Laferte, en una entrevista publicada por Emol en 2013, su paso por "Rojo". No es de extrañar, entonces, que en la actualidad la viñamarina de 33 años evite hablar de aquel periodo de su carrera, y que tampoco ahonde en los aspectos más personales de su vida.

Y es que Montserrat Bustamante Laferte no ha tenido una vida fácil. Las oportunidades no se le han presentado "en bandeja", al contrario, ha tenido que luchar desde que era niña. Así lo recuerda la revista Sábado en un artículo publicado hoy. Laferte conoció los escenarios a temprana edad. En 1996, cuando tenía 13, comenzó a cantar en los actos de la campaña del alcalde PPD Rodrigo González, quien buscaba la reelección por Viña del Mar.

En aquel entonces ganaba mil 500 pesos (chilenos) por show y también aceptaba trabajar a cambio de comida en los locales Gato Luna y Club Giacomo de la Ciudad Jardín. Lo hacía porque la situación económica en su casa era compleja desde que su padre, el pintor Francisco Bustamante, se fue.

En dicho periodo vivía junto a su madre, Myriam Laferte, y su hermana Solange. Pero fue su abuela materna, Myriam-cantante de boleros- quien la crió y la apoyó para seguir sus impulsos de artista.

En los actos de campaña conoció a Carlos Pacheco, integrante del duo de payasos callejeros Los Pitusos, quien empezó a ayudarla con su carrera. Él logró que Laferte apareciera en el programa de UCV-TV "Sube la marea" cuando tenía 17 años. El productor musical del espacio, Fernando Gómez, posteriormente comenzó a trabajar en "Rojo", y él solicitó que acudiera al casting.

La cantante llegó al espacio de TVN en 2003 para ser parte de la segunda generación. Allí nunca logró ganar el primer lugar, pero sí darse a conocer. El problema era que esa vitrina exigía algo que, a largo plazo, la agotó: exponer su vida privada. De este modo, las cámaras siguieron su relación formal con el participante Roberto Olea e incluso mostraron en vivo el reencuentro con su padre.

En 2003 el productor musical de TVN Jaime Román, le ofreció grabar un disco de covers bailables, al que bautizó La chica de Rojo. Vendió 30 mil copias. Montserrat Bustamante había logrado instalarse en la industria musical, pero no con su propia identidad.

"La Monchi vivía sufriendo, porque muchas veces ella consideraba que le estaban cortando las alas. Que le pedían una metamorfosis que no iba con ella. Las canciones rockeras que llegaba cantando con su guitarra antes de los ensayos no tenían nada que ver con las que cantaba en el programa", recuerda Marcelo García, ex productor musical de "Rojo".

Tras cuatro años en el programa, la viñamarina comenzó a pensar en su salida al extranjero. Mariana Krumm, directora del espacio, cuenta que "en un momento, ella fue conmigo a hablar a la oficina y me dijo que se quería ir a México y que qué pensaba yo. La verdad es que por distintos motivos, lo mejor era que se fuera. En ese tiempo era súper conocida en Chile. Tenía disco de oro, de platino, había estado en la película. Dentro de ese formato había tocado techo en Chile y no estaba conforme. Me dijo que no se sentía cómoda, que tenía problemas personales".

Finalmente se despidió del programa en el año 2007 y se instaló en Ciudad de México. En ese lugar comenzó a explorar su verdadera identidad, la cual actualmente es reconocida a nivel latinoamericano e incluso la llevó a ser nominada al Grammy Latino por su última producción, Mon Laferte Vol. 1 (2015). La historia completa está disponible en la edición de la revista Sábado de este 8 de abril ().

sc

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