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Sobre las etiquetas y las fórmulas está la emoción que la música genera, dice la cantante española Rosana. Con un look desenfadado, considera que el mundo debería ser de todos así como debería haber música para todos.

“No hay cosa que más odie que las etiquetas. Es una de las manías que deberíamos perder. Generalizar no es sano, me gusta la música que me toca”, dice en su visita a la Ciudad de México, a la cual volverá para gira en junio.

La nacida en las Islas Canarias reflexiona los cambios que ha visto en la industria durante sus años de trayectoria musical. A raíz de eso se mantiene a favor de la diversidad y de las distintas maneras de escuchar la música sin tener un único camino en la radio o los medios; por ejemplo, en España se ha revitalizado la venta de vinilos.

“Es un proceso de cambio. Ya no estamos en el cd del todo pero tampoco en plataformas digitales. Hay mucho talento que su desarrollo es por redes sociales y creo que ahora mismo no hay nada definido. El público define lo que es lo práctico en Internet y la calidad de la música, las canciones y la emoción de escuchar algo”.

Cuestionada como compositora y mujer sobre las nuevas temáticas y las repercusiones que algunas letras han tenido, por considerarse contra el género, Rosana no cree que se trate de un género en específico como el urbano.

“Todo lo que vaya en contra del ser humano no es bueno, pero yo no digo no al reggaetón. Hay canciones que me parece que están bien y otras que no. Evidentemente cualquier texto que degrade no estoy a favor, pero eso no tiene que ver con un género concreto sino con cualquiera que haga música y que haya cosas coincidentes”, contó.

La diversidad enriquece, aunque desde su punto de vista ahora esté descontrolada. Por ello, ella suma con su particular forma de escribir sus emociones y verdades compartidas, situaciones que como dice, “hacen que la piel se erice más allá de idiomas, fronteras y religiones”. Eso lo volcó en su reciente disco En la memoria de la piel, en donde aparece en la portada en una fotografía con su sobrina cuando después de jugar se quedaron dormidas.

“Mis canciones no pasan por mi cabeza, ni la vida. Todo lo paso por las emociones y escribo, luego me responsabilizo pero no pienso. No sabría hacer una canción por oficio, estoy segura que no me saldría y sería mala”.

Lo que la mantiene vigente y con toda la actitud es ser consciente de tener siempre de cerca a la niña lleva dentro. “Una de las cosas más bonitas que tenemos los seres humanos es esa parte que nos recuerda quiénes somos. El dejarte llevar, fluir e ir a corazón desabrochado y vivir la vida en directo y sin trampa me parece que sólo lo puedes hacer desde esa parte”.

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