Cinco años después de la muerte de Amy Winehouse su legado continúa. Aquel 23 de julio de 2011 la cantante dejó de existir, dejando atrás su esencia musical y sus letras desgarradoras, ejemplo para muchos de cómo desde la rebeldía también se puede revitalizar la industria de la música actual.

Amy provenía de una familia judía y luchaba contra desórdenes alimenticios como la bulimia y su adicción a las drogas y el alcohol. Nunca dejó de ser ella misma e hizo su voluntad para encontrar el sonido que le gustaba, no importaba si era comercial o exitoso.

Cuando el productor Mark Ronson la conoció sabía que tenía preferencias por el jazz y el blues —géneros que disfrutaba estudiar—, y quedó por demás que ella le dijera que quería sonar como la música que escuchaban los negros en los años 50 y no tanto como los grupos actuales.

Lo que lograron juntos en Back to black (2006), su segundo álbum, se convertiría en lo más importante que hiciera en su carrera. “Amy y yo hablábamos en el mismo lenguaje musical, pero no sabíamos lo que hacíamos, sólo que nos encantaba”, comenta Ronson para recordarla.

El DJ británico afirma que Winehouse era una persona a la que no le interesaba la fama y eso se podía ver en la manera que hacía canciones que quizá no eran para un gran público de masas.

Ronson estuvo hace poco en la Ciudad de México y no dudó en hablar del aprendizaje que tuvo de la cantante.

“Nos fuimos a dar un paseo, me contó la historia de ‘Rehab’ y le dije que debía escribir una canción sobre eso. “La primera vez que cantó ‘Back to black’ quedé impresionado. Cantaba: ‘We only said goodbye with words, I died a hundred times’. El exigente productor en mí dijo ‘raro, no rima. ¿Crees que puedas cambiarlo?’ Me miró como si fuera un extraño”.

Su legado

Amy editó dos discos: Frank (2003) y Back to black (2006), este último tan aclamado que obtuvo, entre otros premios, cinco Grammy.

Tan sólo cinco meses después de su fallecimiento, y con la autorización de su familia, Mark Ronson y Salaam Remi —quienes habían sido sus productores— editaron grabaciones nuevas en el disco póstumo Lioness: Hidden Treasures (2011). Con más de 16 millones de discos colocados alrededor del mundo, sus ventas incrementaron al momento de su muerte sobre todo para su segundo álbum.

Su fortuna se valuó en 6.7 millones de dólares aunque tras pagar deudas e impuestos quedó un monto de 4.7 millones, que fueron otorgados a sus padres porque ella no hizo un testamento.

El amor: inspiración y adicción

En Blake Fielder-Civil encontró el amor y la inspiración, pues para él escribió varias canciones de desamor. Se separaron y después él volvió a su vida para casarse en 2007. Pero no todo era color de rosa porque ambos sentían una fascinación por las drogas e incluso él ha confesado ser quien la indujo en la heroína.

La relación iba en picada por las peleas constantes hasta que Blake fue encarcelado por problemas con las drogas; Amy canceló sus conciertos y se mantuvo en depresión hasta que fue vista con otro hombre, lo que causó que su aún esposo le pidiera el divorcio.

Accede a darle una nueva oportunidad al corazón hasta el final de sus días y a desintoxicarse de sus adicciones e incluso se interna por distintos tiempos en clínicas de rehabilitación, una de esas veces le dan el ultimátum que si no deja de ingerir bebidas alcohólicas morirá pronto, lo que se cumple en 2011.

Su recuerdo

Después de su muerte los homenajes han sido muchos y variados. Desde los MTV Video Music Awards, una estatua en su ciudad natal por parte del artista Scott Eaton, exposiciones, una fotografía con Lady Gaga imitando su imagen y canciones de Peter Doherty y Green Day.

Incluso se le hizo el documental Amy, con 128 minutos de su vida y dirigido por Asif Kapadia; el material que tuvo un presupuesto de 3.4 millones de dólares cosechó más de 22 millones en el mundo y fue ganador de más de 30 premios que incluyeron los Oscar, American Cinema Editors, Critics' Choice Awards, Empire Awards, Grammy Awards y Hollywood Film Awards. Sin embargo el filme fue criticado por Mitch, el padre de Amy.

Su familia decidió honrarla creando una fundación para apoyar con becas a la juventud que se desintoxica de las drogas, a través de recaudaciones.

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