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Los productores en Latinoamérica están de acuerdo que en los últimos años hay de cinco a 10 bandas que pueden ser los headliners de los principales festivales, teniendo en cuenta que la oferta latinoaméricana es más reducida que la que existe en otros lugares como Estados Unidos.

También coinciden en que se programan a las mismas agrupaciones porque al final son las que generan negocio y venden boletos, aunque en algunos casos el público ya está casado con una marca, como puede suceder en el Festival Coachella, en donde primero se venden los boletos y luego se anuncia el cartel, estrategia que incluso ha utilizado el Vive Latino.

Andrés Sánchez cuenta con más de 23 años de experiencia siendo promotor de rock en español en Ocesa, entre ellos el Vive Latino. Afirma que dentro del rock en español hay cinco headliners que llenan el Auditorio Nacional o el Foro Sol y se atrevió a enlistarlos: dos extranjeros (Los Fabulosos Cadillacs y Enrique Bunbury) y tres nacionales (Zoé, Café Tacvba y Caifanes).

“No tenemos bandas que llenen espacios y la solución es desarrollarlos en recintos como el Lunario, el Plaza Condesa y lugares pequeños para cubrir los espacios que hacen falta. Son cinco en un país de tantos millones de habitantes, me parece que son muy poquitos todavía.

“En el Vive Latino una banda tiene éxito 10 minutos, le va bien y después les hacen entrevistas y entonces creen que ya la hicieron. Los festivales son un empujón y lo que venga ya es cosa de ellos. Nosotros si vemos calidad apostamos por ellos y negociamos con cada uno”, expresó.

Quien también aprovecha el renombre de su marca es Steve Symons, programador del festival inglés Glastonbury, porque el público confía en la calidad que han forjado. En su caso particular afirma pasar más tiempo cerrando a tres headliners que con el resto del programa y cuenta la experiencia cuando un rapero importante les canceló meses antes, por lo que volvieron a iniciar el proceso.

“La posición única como festival es crear una ola enorme al artista al ponerlo hasta arriba (del cartel), pero si queremos que él venda todos los boletos es difícil porque puede romper al artista o llevarlo al próximo nivel, quizás ser más escuchado en radio o YouTube y en ello se puede identificar quien está creciendo.

“Existe un problema con desarrollar artistas y es que las grandes compañías no quieren invertir tanto si no hacen dinero y recuperan su inversión, pero en uno o dos álbumes tal vez eso no pase y hay que darles tiempo a los artistas para un tercero”, apuntó al tiempo que recalcó la relación que tienen con la BBC porque tienen un alcance a 80 millones de televidentes en un fin de semana (sólo en Reino Unido) que luego se vende a distintos países.

Este año el festival Rock al Parque cumplió 22 años y desde 2014 Chucky García es uno de sus programadores confirmando que en los últimos años las cabezas del cartel han sido las mismas: Café Tacvba, Molotov o las bandas argentinas.

“En cada decisión el público está ahí para respaldarla o para cuestionarla y me llegan muchas reflexiones. Antes casi el único referente era MTV, luego en los sellos discográficos había una prioridad regional, como por ejemplo, vi a Café Tacvba tocando en pequeños bares. Hoy ya no hay un solo canal, no hay grandes disqueras y cualquier persona ya quiere ser promotor. Pienso si es un tema de repertorio; por ejemplo, ‘Pachuco’ hablaba de México pero fue un éxito en Colombia o Argentina, con ‘Manuel Santillán’ pasó igual. El tema de las redes es positivo, pero también hay que seguir haciendo el trabajo de la vieja escuela porque el video de una canción está compitiendo con el señor que se metió a la jaula de los leones, el meme y la foto del gatito”, dijo.

Esta postura es la que comparte con Gonzalo Oliveros, coordinador de RMX radio y organizador del Festival 212, quien opina que los músicos en México están desconectados de lo que hay en la calle, lo que se habla en el café y hablan de temas hetéreos para llegar a una mayor cantidad de gente, aunque esa fórmula se gasta con gran velocidad. Por ello ha optado por incluir a su cartelera a agrupaciones como Los Ángeles Negros o Los Ángeles Azules para apelar a otras audiencias.

“Una de las grandes preocupaciones es la de ¿cómo hacemos para crear a un nuevo Aterciopelados?, ¿cómo los ponemos si tal vez el material no es tan bueno?, ¿hay que sacrificar los ingresos, la audiencia o la cultura?”

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