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Gustavo Cerati se convirtió en una leyenda. Ayer que se cumplió un año de su fallecimiento, fue recordado por familiares, amigos y fans.

“Estás presente en nosotros cada día, te llevamos en nuestro corazón”, escribieron sus compañeros Charly Alberti y Zeta Bosio en la cuenta oficial de Soda Stereo.

Infinito es el nombre del disco póstumo que se editó en su nombre, recordando algunos de sus éxitos y ya se planean otros en homenaje con interpretaciones de sus colegas.

Así como surgieron los materiales discográficos, también hay libros que hablan de su vida y profesión.

Uno de ellos es el escrito por Juan Morris, redactor de la revista Rolling Stone Argentina, quien afirma que el intérprete no era un compositor que dejara más canciones hechas que las necesarias, por lo que todas las grabaciones inéditas son más que nada en vivo. “No era muy prolífico en ese sentido, no era que para un disco de 10 canciones componía 30, tal vez eran bocetos pero terminadas eran las del disco”.

Como un gran admirador de su obra afirma que fue un antes y después para el rock en Argentina y que con su partida de la vida terrenal terminó una de las vertientes más ricas que se dieron en la música.

“Su evolución siempre creció hacia lugares inesperados, nuevos géneros, sonidos y mantuvo una posición del mainstream; era experimental y radial al mismo tiempo y no creo que haya artistas en Argentina que durante su madurez grabaran discos así”, explica.

En su libro Cerati. La Biografía (que ha sido desaprobada por el hijo de Cerati, Benito) contó la historia desde su infancia al accidente cerebrovascular que sufrió en Venezuela en 2010. “Fui a ver a la madre (Lilian Clark), a su tía, sus compañeros de clases, sus mejores amigos. Fue un trabajo enloquecedor porque era como estar habitando una realidad paralela; salía a la noche, estaba con mis amigos tomando una cerveza y al mismo tiempo tenía en la cabeza la etapa que escribía sobre Gustavo y las revelaciones que había tenido esos días”, dijo quien no tuvo la oportunidad de conocerlo.

Quien sí lo hizo y lo entrevistó en varias ocasiones fue Maitena Aboitiz, que relata que lo vio por primera vez en un evento de una revista y no se animaba a hablarle.

“Estaba muy tranquilo, cero estrella y súper sencillo. Lo miré un segundo y me di cuenta que me daba una sensación de cercanía humana tan linda que me acerqué, le dije la idea de un libro que estaba haciendo en ese momento y me contestó ‘por supuesto, te doy mi mail’. A los pocos meses estaba sentada en su casa charlando durante cuatro horas”, recordó la escritora de Cerati en Primera Persona.

Cuando el músico ya estaba internado su familia le abrió su archivo personal y se pasó meses escuchando sus entrevistas y viendo sus notas con el reto de escribir sobre él sin entrevistarlo nuevamente; fue convencida por la hermana de Gustavo para publicar sus resultados.

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