El documental Amy sobre la vida de la cantante Amy Winehouse, que ya ha sido estrenado en Estados Unidos y Reino Unido y filmado por el cineasta británico Asif Kapadia, ha nacido con polémica, dado que fue apoyado en un principio por la familia Winehouse, pero del que acabaron renegando.

En él se denuncia el abuso de un entorno en el que solo, según se desprende de la filmación, se preocupaba de explotar económicamente el talento de la artista y también está rodeado de polémica ya que, el CEO de su discográfica ha afirmado en la revista estadounidense Billboard, que se encargó de destruir el material que la cantante tenía listo para su nuevo trabajo.
 
“Fue por una cuestión moral. Usar una muestra de su voz [para un nuevo disco] no va a pasar en mi gestión, y ahora no pasará después de que me vaya”, declaró David Joseph, presidente de Universal Music Reino Unido.
 
Al parecer Winehouse tenía todo listo para su tercer álbum de estudio y hasta habría reservado un lugar de grabación para trabajar con los productores Mark Ronson y Salaam Remi, cuando sufrió la sobredosis alcohólica que terminó con su vida.

"Es probable que Amy ya hubiese escrito todo el disco unas pocas semanas antes de morir. Hasta donde yo sé, teníamos 14 canciones. Lo que tuviese que pasar, pasaría ahí”, explica Remi frente a las cámaras del documental.

En el  filme también se describe la falta de disciplina de la madre de Winehouse, el abandono de su padre, su precoz alcoholismo, la bulimia y la relación dependiente con su exmarido Blake Fielder-Civil, quien declaró tras su fallecimiento estar "arrepentido" de haber iniciado la peligrosa relación entre la artista y las drogas, un cúmulo de problemas a los que la cantante londinense se tuvo que enfrentar.
 
Kapadia retrata a Winehouse y su entorno con imágenes de la infancia, mensajes telefónicos, imágenes de las grabaciones de los álbumes en el estudio y archivos públicos y privados del que extraen frases de la cantante, como la que centraliza en el tráiler: “No creo que nunca llegue a ser famosa”.
 
También muestra  a la artista como una joven risueña buscando realizarse y encontrándose feliz en sus interpretaciones en pequeñas salas de jazz, a través de entrevistas, vídeos o mensajes en contestadores, antes de caer en las redes del "show bussiness" y de las drogas.

Ascenso y caída de una voz portentosa

Fue precisamente la droga más común, el alcohol, lo que acabó con la vida de la autodestructiva cantante con la voz perfecta, el  23 de julio de 2011, hace ahora cuatro años, con tan solo 27 años -la misma edad que tenían cuando fallecieron Kurt Cobain y Janis Joplin-, en su apartamento de Camden, una barriada muy popular al norte de Londres.

Dotada de un estilo propio y conmovedor en el que se conjugaban géneros musicales tan variados como el jazz, el "soul" o el "ska", sus excesos, sus problemas con la policía y con su pareja, sus excentricidades y los abusos de sustancias diversas dieron al traste con una artista única.

Pero es una voz que no se apaga, ni en el corazón de sus seguidores ni en la memoria colectiva de la música donde llegó y dejó impresa su delgadez, sus especiales ojos maquillados de forma especial y su particular pelo negro que tantas imitadoras, antes y después de su desaparición, ha coleccionado.

Habitual de los escotes de vértigo y los taconazos para las alfombras rojas, las zapatillas de ballet tenían un espacio reservado en su armario y las utilizaba para los largos conciertos o para salir de fiesta, combinadas con ropa deportiva, vestidos ceñidos o incluso corpiños.
Winehouse también demostró que las divas del “soul” también pueden llevar tatuajes y  “piercing”.
 
Debutó con el disco de jazz Frank en 2003, aunque ya llevaba componiendo temas de este ritmo a los 14 años, y  logró el reconocimiento mundial con "Back to black" en 2006, con el que consiguió vender más de quince millones de copias y le hizo ganar, nada menos que cinco premios Grammy.

Temas como "You know I am not good" o "Love is a Losing Game", unas canciones "soul", pero con ritmos jamaicanos, le permitieron enganchar con una mayoría de público que, a partir de ese momento, no dejaron de tenerla como referente musical.

Además de su rebeldía, su mérito, al decir de los musicólogos, fue transformar el "soul" en un género comercial, acompañado de letras en las que relataba sus tormentosas experiencias, como en "Rehab", en la que se mostraba contraria a rehabilitarse de su alcoholismo.
  
Otros éxitos de Amy fueron "Just friends",   “Stronger than me” o "Tears Dry on Their Own"  y algunas de las canciones que aparecieron en un disco póstumo y recopilatorio "Amy Winehouse Lioness: Hidden Treasures", en el que se incluye un dueto de la artista con Tony Bennett. 
 
El documental señala a los productores musicales como culpables del auxilio que nunca llegó, e incluso logró que el agente de Winehouse para Estados Unidos declarase haberse sentido, por primera vez, culpable del trágico destino de la cantante.

El acoso mediático también se señala como responsable: “Si pudiera cambiar todo solo parar poder caminar tranquila por la calle, lo haría”, dijo Winehouse poco antes de morir a una de sus amigas.
 
Sus padres no se libran de su parte de culpa: “Si yo fuera a ver esta película y no supiera lo que ocurrió, también tendría una pobre imagen de mí”, declaró Mitch Winehouse a la cadena ITV, a la que también informó de que creará su propio documental.
 
Pese a todo, el padre de la artista recomendó al público ir a ver el documental ya que los primeros 45 minutos son “un increíblemente bello” retrato de su hija.
 
En el documental de Kapadia también pueden escucharse los temas más conocidos de la cantante que, junto a un par de canciones inéditas, ilustran con notas la vida de una cantante que pone banda sonora a su propia historia.

sc

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