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Ciudad Juárez.— Después de un largo recorrido que inició el 28 de agosto pasado, finalmente las cenizas de Juan Gabriel descansan justo en la parte superior de la chimenea central de la que fuera su casa en esta frontera, donde fueron depositadas este miércoles por su representante, Jesús Salas y el alcalde Javier González Mocken, entre rosas y junto a un retrato de su madre.

En el lugar se realizó una breve ceremonia en la que no participó la familia del cantautor, ya que sus hijos volaron a EU y su hermano a Michoacán, luego del homenaje de dos días en el Palacio de Bellas Artes.

El representante de El Divo voló con la urna en un avión de la Fuerza Área Mexicana y tras ser recibido en el aeropuerto internacional Abraham González fue escoltado a la mansión, en las calles 16 de septiembre y Colombia.

A diferencia del sábado pasado, cuando en ese sitio se reunieron 250 mil personas a rendir homenaje a Juan Gabriel, a la llegada de las cenizas apenas había unos 20 admiradores, ya que una torrencial lluvia azotaba Ciudad Juárez durante la madrugada.

Curiosamente la noche previa en la Ciudad de México, una gran fiesta despidió a Juan Gabriel, tan llena de baile, canto, porras y coros en la explanada de Bellas Artes que pocos fuera del recinto se dieron cuenta que El Divo, cerca de las nueve y media de la noche salió del recinto por el que permaneció casi 30 horas recibiendo las despedidas, los besos enviados con la mano, las frases, los gritos de fans.

Hubo quien incluso se formó dos veces, quien faltó al trabajo, quien viajó de otros estados o dejó el montón de ropa sucia para no perderse de ese momento. Hubo quienes en silencio se persignaron ante la pequeña urna de El Divo de Juárez.

Dolores Guillén soltó a llorar desconsoladamente porque esperó demasiadas horas para ver a Juan Gabriel y cuando al fin llegó al atrio de Bellas Artes acababan de retirar la urna. Vino desde California con su mamá y su hijo, esperó más de seis horas y sólo pudo ingresar ella porque a su mamá le cerraron la puerta, tras insistir lograron llegar pero para ver el espacio vacío.

Del otro lado de Bellas Artes, mientras, el ambiente continuaba en voz de artistas como Mariana Seoane que acompañada de coros y Mariachis que trabajaron con Juan Gabriel ponían el ambiente.

Ahí sonaron canciones como “La frontera” y “Noa Noa”, y se lanzaron papelitos brillantes al cielo. Aunque se había ido casi una hora antes, se quedó con su música hoy, en voz de quienes lo recuerdan y lo cantan. Con información de Janet Mérida

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