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El clan Kardashian explotó el negocio de la fama sin que mediaran logros detrás de sus populares nombres: no son artistas, ni cantantes, ni actrices, pero los realities sobre sus vidas son consumidos en todo el mundo y las han impulsado en el mercado con exorbitantes ganancias.

Detrás de las tres hermanas originales de la estirpe (Kim, Kourtney y Khloé) caminan con fuerza Kendall y Kylie Jenner, hermanastras del mediático trío e hijas de Caitlyn (Bruce) y Kris Jenner: una nueva generación de la familia que rompió moldes y optó por brillar con luz propia.

Claro está que a Kendall y Kylie las impulsó la “vitamina K”, pero ahora ambas tratan de sobresalir en el mundo de la moda, alejadas de la polémica y las controversias de la familia, y con un oficio conocido: el de modelos.

Los nombres de Kendall y Kylie están en boga, lo reflejan los 46 y 47.6 millones de seguidores que, respectivamente, tienen en Instagram, números que si bien no sobrepasan los followers de Kim (tiene 57.1 millones) las encaminan a superarla.

El éxito de las hermanas Jenner no es sorpresivo para la matriarca del clan. El año pasado en el cumpleaños de la actriz Jennifer Lawrence, Kris Jenner se atrevió a decir que Kylie tiene todo a su favor para eclipsar con el tiempo a la esposa del rapero Kanye West y que Kendall se desplazaba de pasarela en pasarela tratando de que los mejores fashionistas “la tomaran en serio”.

No se equivocaba. Kendall se convirtió en una de las modelos más cotizadas de firmas como Donna Karan, Tommy Hilfiger, Dolce & Gabbana, Chanel, mientras que en Keeping Up With The Kardashians (el reality de la familia) a Kylie se le ve como nueva líder del clan por su juventud (18 años) y su impactante sensualidad.

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