Bajo juramento en un hotel, fuera de las cámaras de televisión y las tribunas desde las que predicaba su moral, Bill Cosby esbozó una imagen muy diferente a la de su sobrenombre del Papá de América: un donjuán que daba drogas a mujeres jóvenes, se decía un experto en entender los deseos de ellas y que aprovechó su fortuna para ocultar detalles a la señora Cosby.

La imagen viene de las propias palabras de Cosby en la transcripción de una declaración que el comediante rindió en 2005-2006 en Filadelfia. Es el único testimonio público disponible del artista ante las acusaciones de que drogó y agredió sexualmente a decenas de mujeres durante cuatro décadas.

Cosby ha rechazado las acusaciones y afirma que las actividades sexuales fueron consensuales.

En su testimonio, el comediante narró cómo buscaba ganarse la confianza de las mujeres y las hacía sentirse cómodas hablando sobre las familias, la preparación escolar y sus aspiraciones.

Cosby sonó despreocupado de sus aventuras y describió su relación con una mujer de la siguiente manera: “Tuvimos sexo, salíamos a comer, teníamos sexo y citas”.

Su testimonio se suma a los despreciables detalles que destrozaron su reputación del buen tipo que interpretaba al doctor Cliff Huxtable en la televisión.

La transcripción completacorresponde a una demanda que presentó una ex empleada de la Universidad de Temple que acusó al comediante de drogarla y acosarla.

En el testimonio, Cosby dijo que en una ocasión metió la mano en los pantalones a Andrea Constand, empleada de Temple, y la acarició. Interpretó su silencio como una señal de aprobación.

Afirmó que ella luego lo toqueteó. Después esa noche, dijo, intentó tener más contacto sexual con ella, pero que ella dijo que no y fue cuando “se contuvo”.

El cómico de 78 años nunca fue acusado de delito alguno, aunque continúa en investigación en Los Angeles. Por su parte, Constand puso fin a su demanda hace una década mediante un arreglo extrajudicial confidencial.

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