El fotógrafo Simon Atlee no conocía Tailandia, pero su novia, la modelo Petra Nemcova, ya había ido cuatro veces. Le encantaba el país. Por eso, ella misma gestionó todo para que pasaran allá la Navidad y Año Nuevo de 2004. Después de 18 meses juntos, ya habían hablado de casarse, tener dos hijos y adoptar uno. La mañana del 26 de diciembre salieron a caminar por la playa y luego empezaron a hacer las maletas para partir a Koh Lanta, su último destino en Tailandia.

“En un momento Simon fue al baño y empecé a escuchar gritos. De pronto entró por todos lados agua al bungalow y fue tan potente que nos llevó afuera. La última vez que vi a Simon gritaba mi nombre”, recuerda Nemcova. “Alcancé a subirme a un techo, pero el agua seguía llegando. Una ola negra, me hundió. Pensé que iba a morir y me dejé ir. De un momento a otro subí a la superficie y respiré”.

Mientras el agua la arrastraba vio a personas trepando palmeras. “Lo más terrible fue escuchar muchos gritos de niños y de repente, todo era silencio”. Nemcova sobrevivió aferrada a un árbol. Con la pelvis fracturada en cuatro partes, la modelo llegó a un hospital donde ya no quedaban camas. La dejaron en el suelo. “Fue un milagro que no quedara paralítica”, dice.

¿Te arrepientes de ir a Tailandia?

Me gustaría que Simon estuviera aquí y que toda esta gente no hubiera sufrido tanto. Pero al mismo tiempo sé que todo tiene una razón en la vida: el problema es que tenemos muy poca conciencia para entenderlo —responde Nemcova seria, sin titubear—.

¿Cómo fue regresar al modelaje?

Mis dos primeros trabajos fueron bastante difíciles. Uno fue una sesión de fotos, no recuerdo para cuál revista, y la otra fue para Sports Illustrated. Fue difícil porque comenzaba a entender la vida de una manera muy distinta, la profundidad de las cosas y lo hermoso de cada momento y volví a pensar cómo estaba mi cuerpo, mi pelo, mi maquillaje, mi ropa y dije: “Hay algo más en la vida”. No veía el propósito de modelar y estaba enloqueciendo.

¿Encontraste una razón?

En el modelaje hablaba con muchos maquilladores, peluqueros y fotógrafos que querían ayudar. La industria de la moda fue la primera que ayudó a los afectados del tsunami. Entonces vi la razón para estar en ese mundo: les hablo a las personas y les doy la oportunidad de hallar su propósito.

Un año después de la tragedia Petra Nemcova creó Happy Hearts Foundation, organización sin fines de lucro que se dedica a apoyar a niños afectados por desastres naturales.

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