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"Okja", el nuevo filme del director surcoreano Bong Joon-ho, pasará a los anales de la historia fílmica no necesariamente por su calidad artística —que la tiene— sino porque se convirtió en la película que cambió la manera en que la industria premia a los largometrajes y, a su vez, ha puesto nuevas reglas para el juego de exhibición y distribución de filmes.

Desde hoy se encuentra disponible en Netflix este filme que apenas el mes pasado competía en Cannes para alzarse por la Palma de Oro a Mejor Filme—cosa que no sucedió— y que hizo que la academia gala cambiara las reglas para sus futuras premiaciones.

La polémica con esta película inició incluso antes de que debutara en el festival de Cannes. Hace año y medio, la platafomra streaming anunció que produciría la prelícula de Joon-ho y que apostaría 50 millones de dólares, una suma significativa para ser un realizador independiente.

Tras la filmación de seis meses y tener en su elenco a Jake Gyllenhaal y Tilda Swinton, Netflix dio a conocer que el largometraje competiría en la edición 70 del festival francés. Fue ahí donde todo comenzó.

Primero fue el español Pedro Almodóvar quien decía que los nuevos servicios streaming acabarían con el cine, algo que Ted Sarandos, vocero de Netflix, rechazó al decir que su empresa busca apoyar el cine, sobre todo el independiente, aunque que difícilmente tendría cabida de manera masiva, además, destacó que Netflix destina más de mil 750 millones de dólares en producir cine europeo.

“Es mentira que las tecnologías resten. La tele no acabó con la radio y los videojuegos no han hundido ni al cine ni a la propia tele. Hay que tener en cuenta que lo que hacemos es dar al usuario la posibilidad de ver películas que, de otro modo, no vería nunca. Hace unos años, una Palma de Oro como la de Apitchatpong no tenía distribución y, cuando se estrenó, fue en unos pocos cines de París”, destacó Ted.

Más tarde la empresa se negó a posponer su estreno online para darle paso a su corrida en carteleras, lo que hizo enojar y también palidecer a la industria, quien al menos en Cannes ha puesto una reforma para que a partir de 2018 todos los filmes que compitan en el certamen se estrenen primero en salas tradicionales.

Sarandos ha dicho que reevalúa la estrategía para sus nuevos proyectos.

“Con las nuevas reglas un eventual regreso a Cannes aparece como mucho menos atractivo y por lo tanto cambiará nuestra estrategia en festivales”.

El argumento que hoy mantiene firme a Netflix en su decisión de producir filmes a gran escala que compitan en más festivales es que, a diferencia de lo dicho por Almodóvar, la compañía busca hacer películas que de otra manera difícilmente podrían realizarse o verse a nivel mundial.

“¿Qué gran estudio hoy habría producido una película como Okja con un presupuesto de 50 millones que trata de un supercerdo y una niña? Ninguno. Ellos sólo apuestan a no perder, cosa que nosotros no hacemos”.

Okja narra la historia de Mija, una niña que lo arriesga todo para impedir que una poderosa multinacional secuestre a su mejor amigo: un animal gigantesco. En sus aventuras, descubrirá verdades terribles sobre la experimentación con los alimentos modificados genéticamente, la globalización, el ecoterrorismo y la obsesión de la humanidad con la imagen, las marcas y la autopropaganda.

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