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Imagine convertirse durante media hora en un personaje de película de terror y que no solamente interactúe con el resto del elenco, sino que sus decisiones en tiempo real, hagan que el final de la historia cambie.

Ahora piense que está en su hogar y con sólo colocarse un visor, se encuentre en una competencia de fisicoculturismo y pueda tener una vista de 360 grados.

¿Algo más? Forme parte de una familia de la lucha libre y sea uno de esos gladiadores subidos al ring.

Estos tres proyectos forman parte de los primeros escarceos que cineastas mexicanos realizan utilizando la tecnología de Realidad Virtual, la nueva manera de ver productos fílmicos y que en Cannes acaba de ser mostrado de la mano de Alejandro González Iñárritu.

La RV (por sus siglas) no es otra cosa más que la inmersión del espectador en una historia y, dependiendo del sistema usado, que pueda ser un activo en la historia o testigo presencial.

Mientras que empresas como Google han ido perfeccionado su hardware, los mexicanos han creado sus propios equipos.

La compañía VR Awake realizó el mediometraje de terror Ávido con una cámara de 14 lentes diseñado por ellos mismos, lo cual implica en la edición pegar igual número de imágenes.

Su rodaje tardó un par de semanas, tiempo normal para este tipo de historias, pero la postproducción contabilizó cinco meses, pues debía hacerse un diseño de sonido que emulara la realidad. Si el usuario voltea a ver a uno de los actores y otro habla, entonces debe ser escuchado a su espalda.

“Además se requería que en las escenas las luces se escondieran y todos, incluido el director, hiciera lo mismo, para no salir”, cuenta Jorge Hernández, productor de Ávido.

“Los actores no deben acercarse tanto a la cámara porque entonces lo toman dos lentes y eso puede distorsionar todo”, agrega.

Cuando un personaje pregunta algo al invitado, en el visor se iluminan cuatro opciones y según la elección, la historia se transforma.

“Entonces hay quien pueda tardar en verlo más, porque eligió el camino largo”, comenta Hernández.

Ávido requirió de una inversión de medio millón de dólares (unos 10 millones de pesos), la sexta parte del promedio de un largometraje normal.

VR Awake ya tiene su propia sala en Ecatepec, Estado de México, con sillones giratorios y pesados, para que el público sienta la emoción.

Ávido se proyecta desde el 26 de mayo en la Frikiplaza y Casa del Cine, ambos en la Ciudad de México.

“Vamos a ir probando el aguante del público, entendiendo que los visores aún son grandes, es algo que es ir viendo con prueba y error”, expresa el productor.

Finalmente, dice Roberto Fiesco, quien acaba de hacer un documental para el Festival de Cine de Guanajuato, de cinco minutos con RV, esta tecnología es distinta a la pantalla grande.

“No es ir a compartir con otras 100 personas emociones al mismo tiempo y además hay que ir viendo qué tanta atención pueden poner después de varios minutos, ése es el reto”, expresa.

Fiesco, junto con los cineastas Juan Carlos Rulfo (En el hoyo) y Carlos Hagerman (Vuelve a la vida), fueron invitados a practicar el RV por parte del GIFF (por sus siglas) y con equipo de la empresa nacional Oniria.

“En mi caso, para la competencia, fue ir de scouting y durante dos días visualizar dónde podía sembrarse la cámara para tomar todo y quien se ponga el visor, sienta que está como público”, señala Fiesco.

Jorge Gutiérrez, director de El libro de la vida, fue invitado por Google para realizar un corto y eligió la lucha libre como tema.

Fue aprender de nuevo y entender que los encuadres fijos no existen en la RV. “Es cambiar todo el chip y lo que no salga, ir animando para que se sienta todo lo de alrededor”.

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