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Transcurría el mes de mayo de 1977 cuando Star Wars fue presentada al público en las salas de cine.

La historia hablaba de una batalla en una galaxia muy lejana, tan remota como la posibilidad de hacer de la ciencia ficción un hito cultural global: poco tardó en convertirse en un fenómeno que perdura hasta nuestros días. Cuarenta años después y ocho cintas de este fantástico universo —más una novena que se aproxima— han cosechado millones de fieles que inspirados en el mundo de George Lucas, se han mimetizado en sus personajes.

De la mano de Luke Skywalker, Darth Vader, Princesa Leia Organa, Han Solo —junto a compañeros de viaje como Chewbacca, C3PO y R2D2— una horda de elementos darían pie a un sinfín de repercusiones en la meca del cine: efectos especiales que siguen siendo motivo de asombro por su minuciosa elaboración, vestuarios y peinados; así como frases: “Que la fuerza te acompañe”. Mención especial tiene la banda sonora del maestro John Williams, que ha servido de inspiración para que orquestas alrededor del mundo rindan tributo a esta popular saga.

Un mundo de culto ha crecido a su alrededor: novelas, dibujos y juguetes de gran valor que lo mismo incluye el Halcón Milenario y la Estrella de la Muerte, así como los sables Jedi que cualquier fan colecciona.

Eso sin dejar de lado las filas que los fans hacen en cada estreno, muchos de ellos disfrazados y a quienes no les importa esperar por horas con tal de ser los primeros en cada entrega y cuya derrama monetaria siempre aumenta, así como las múltiples nominaciones y estatuillas que ha recibido por parte de la Academia.

El punto es evidente: el universo de Star Wars ha sabido adueñarse del planeta.

La responsabilidad de una saga. Gareth Edwards es de los pocos que pueden presumir vivir en carne propia la responsabilidad de dirigir una cinta de esta franquicia, Rogue One: una historia de Star Wars.

“En el fondo de mi mente me preocupaba mucho echar a perder Star Wars por el resto de mi vida. Caminar por la calle y que alguien del otro lado de la acera me gritara que había arruinado su infancia o algo parecido. Queríamos hacer bien esta película porque todos amamos la versión original de Star Wars mientras crecíamos”, afirma en entrevista con EL UNIVERSAL.

Uno de los grandes beneficios que obtuvo al comandar este proyecto fue poder convertirse en uno de los rebeldes que salen en la pantalla grande. Además de realizar un cameo, el cineasta quiso rendir un tributo respetando la idea original de George Lucas.

“Las películas originales son obras maestras y pusieron una medida muy alta que superar, ¿cómo es que nos podamos acercar a eso? La presión haciendo una precuela para ellos fue un gran honor, peor también fue algo muy difícil. Si haces un buen filme, vivirá por siempre y eso es algo muy difícil de olvidar.”

Talento mexicano. Más allá de la presión que vivió en esos momentos, el director también fue aclamado al trabajar con el mexicano Diego Luna, lo cual le valió un gran número de ovaciones al transmitir un mensaje de integración en los actores que aparecen en las cintas.

Sobre él, Gareth afirmó: “Era perfecto, era muy cálido y le aportó al personaje muchas cosas rápidamente y no te decepciona cuando estás en el set, porque puede ser muy estresante. Le gustó apoyarnos y ser directo, es muy flexible en cada una de sus escenas y algo que me sorprendió de él fue que se le dio muy natural improvisar algunas lineas.

“Creo que desde niño hizo telenovelas y ahí es cuando aprendió esa técnica. Es imposible no amar a Diego, es raro encontrar a personas así en el mundo”, añade.

El regreso del lado oscuro. La cinta quedará inmortalizada al dar vida a Darth Vader, a cargo del actor Spencer Wilding.

“Una vez que se ponía el casco, comenzaba a actuar como si fuera Darth Vader y no le tenía que decir qué era lo que tenía que hacer. Él siempre tiene que ser la persona más alta en cada toma en la que sale, y si ves las películas, nadie es más alto que él cuando está a cuadro, incluso cuando está acompañado, la cámara tenía que estar un poco más arriba

“Fueron muchas cosas, tan sólo el hecho de que sea este ícono cinematográfico, es intimidante. Fue muy difícil hablarle como si fuera una persona, porque siempre tienes que hablarle como si fuera Darth Vader, impone, así que nos dimos cuenta de que sería más fácil hablarle sin el casco puesto”.

Visto desde esa perspectiva, se entiende por qué todos queremos que la fuerza nos acompañe.

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