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Por muchos años, el DJ Jason Lema peleó por un espacio para la música electrónica. Desde joven se interesó por el género así que salió a comprar tocadiscos, aunque en ese entonces todavía eran grandes y se dedicó a ensayar en su casa de Miami.

Luego de varios años salió al mundo a tocar, imitando la escena que ya comenzaba y que después se convertiría en un boom internacional.

“Eso no pasa de un día para otro, no había la tecnología que tenemos ahora. Es la única cosa que me gusta tanto que en verdad lo haría gratis, estoy obsesionado. Hay veces que me canso y pienso que no me gusta, pero tomo un tiempo libre y me vuelve la alegría en forma de trabajo”, comentó.

Lo que más le gusta es la música techno, pues le hace sentir bien y le recuerda el por qué empezó en esta carrera y el por qué le gusta la música electrónica. Se fue a vivir a Las Vegas y antes de ser el DJ residente en la discoteca Marquee, sabía que lo que más se escuchaba en la ciudad era el género del hip hop.

“No aguantaba más que fuera algo tan malo y cuando se abrieron espacios para mí fue como ganarme la lotería. La ola de música electrónica fue un sueño, está cambiando otra vez el público pero el lugar ya está. Se han abierto muchos otros géneros que son electrónicos y también otro tipo de música como el pop ha involucrado el sonido. Ha cambiado y las personas están más educadas cuando antes se animaban por el mismo sonido”.

La inspiración viene de las bases primordiales de los sonidos, así como de salir al campo a pasear y caminar ya que eso lo motiva a trabajar. La mente del público se ha abierto, por lo que puede tener total libertad en sus próximos discos llamados You y Oasis, este último enfocado a los tambores y la mezcla con algunos ritmos latinos ya que le gusta lo orgánico.

“Me parece que la gente lo acepta más. Cuando es demasiado sintética o dura como que ya no es para mí; hay que usar sonidos de música que escuchamos desde la niñez, latina o rock, que tengan instrumentos”, argumentó el músico.

Por lo pronto se concentra casi de tiempo completo en su trabajo en Las Vegas, aunque a veces sale a Miami o Nueva York a ofrecer su espectáculo.

“Toco mucha música explosiva pero tengo mucha ayuda con la discoteca que tiene muchos láseres, explotan bombas de confetti y tenemos bailarines que cuelgan por todo el techo. Más que todo es tener la energía alta, que la gente sienta la música y truene toda la pista”.

Cada noche es diferente porque llegan personas de diferentes partes del mundo y de distintas edades. Eso le ha enseñado que la fórmula consiste en aprender a estimular adaptándose a lo que hay esa noche, observando en lo que pasa con las mesas: si las personas bailan o se sientan.

Como todo DJ, Jason ha adoptado una vida nocturna pero eso cambió hace ocho meses con el nacimiento de su hijo. “Ha sido difícil porque en los días libres me acuesto a las 8:30 de la noche y me levanto a las 7 de la mañana; cuando llega el fin de semana empiezo alas 10 de la noche y llego a las 6 de la mañana, al llegar se está levantando el niño así que juego con él un rato. Pero no lo cambio por nada”.

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