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Cristóbal Orellana sabe que la ciudad de México es un ente por la cual han pasado cosas buenas, pero también aterradoras, como un secuestro.

“Fue en un taxi y la verdad fue una experiencia fea y gracias a Dios sigo aquí; es cuando te das cuenta que los fantasmas no hacen daño, sino que de los que debes cuidarte es de la gente viva”, señala el actor y cantante.

A sus 32 años, Orellana es una figura conocida por quienes, desde 2008 vieron High School Musical: el Desafío, versión latina de la protagonizada por Zac Efron y Vanessa Hudges.

Ganó un reality musical y, con ello, logró el papel estelar al lado de Mariana Magaña.

“Fue un proyecto delicado porque te pone en el escaparate y mucha gente se acuerda de mí, nuevas generaciones cuyos papás les ponen el DVD, me reconocen por las canciones y luego piden que les cante”, recuerda el actor.

Ahora vuelve al cine aunque solamente en voz. Se le escuchará nuevamente como Jonathan, el humano de la animación Hotel Transilvania, cuya secuela se estrenará a fines del mes próximo.

En esta ocasión se verá a Drácula y sus amigos con una vida cambiada, tras el nacimiento de un pequeño semi-vampiro (mitad vampiro y humano).

“Era muy miedoso”, recuerda al preguntársele sobre su relación con los monstruos.“Era por culpa de mi hermano que me encerraba en el cuarto, se ponía una sábana, ahuyaba y me aterraba, siempre le tuve miedo a la oscuridad”, relata.

Pasaron años para que se le quitara el temor. Cuando llegó el incidente del secuestro, ya no creía en monstruos.

“No soy fan de las película dehorror, pero me gustan los monstruos, sus historias, sus poderes y debilidades; este proyecto para mí es muy especial, siempre quise ser caricaturista y ahora tuve la oportunidad de involucrarme en este tipo de proyectos”, señala.

Dicen que el medio del espectáculo es un monstruo...

Creo tiene de las dos cosas. Es como el Doctor Jekyll y Mr Hide, hay gente buena que te da proyectos como éste y otras monstruosas que tienen su lado oscuro. Realmente a mí no me han hecho nada, tengo un angelote que me ha salvado. Pero esta ciudad también es un monstruo, donde pasan cosas tanto buenas, como aterradoras y hay que tenerle más miedo a los vivos.

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