De entre los países altamente desarrollados, Estados Unidos es la excepción.

Único cuya legislación contempla y aplica la pena de muerte. Único que no acata el Derecho Internacional violando tratados internacionales que lo obligan como signatario y que no aplica resoluciones judiciales del Tribunal Internacional de Justicia de la Haya. Único país que no toma medidas para terminar con las masacres que se suceden una a otra, realizadas en su territorio y por sus nacionales con armas de alto poder. Estas son solamente dos caras de lo que se conoce como el excepcionalismo de EU.

Rubén Cárdenas Ramírez, ejecutado en Texas, es signatario de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, sin embargo no aplica el artículo 36 de dicha Convención que obliga a las autoridades estadounidenses a informar de manera inmediata al Consulado correspondiente sobre la detención, encarcelamiento o juicio contra sus nacionales. Al no hacerlo se altera el debido proceso y el derecho a la defensa desde el inicio hasta el fin del juicio del inculpado. EU desconoce, en los hechos, la resolución de La Corte Internacional de Justicia de la Haya del 31 de marzo de 2004 a favor de México en la demanda interpuesta por la violación de la Convención de Viena, en los casos de 51 mexicanos condenados a pena de muerte, que carecieron de defensa oportuna por no haberse informado al Consulado correspondiente.

La ejecución de Rubén Cárdenas es la quinta entre los 51 mexicanos condenados a pena de muerte que fueron parte de lo que se conoce como el caso Avena. Se violó el debido proceso en estos y otros muchos casos. Hoy hay 54 mexicanos condenados a la pena capital, 33 de ellos pertenecen al caso Avena.

La red consular mexicana en EU ha venido fortaleciendo el programa de asistencia jurídica en casos de pena de muerte, que ha logrado revertir en 98 por ciento de los casos, cuando se lleva la defensa de los inculpados desde el inicio del proceso. ¿Cuántos inocentes mexicanos han sido ejecutados? Más grave aún, el excepcionalismo americano hoy se desarrolla en la era de las políticas de odio y racismo. EU aplica la pena de muerte, la violación más grande a los derechos humanos. Excepción. Y aún así se precia de la aplicación del Estado de Derecho y se erige como el mayor defensor de los derechos humanos.

El gobierno y el Congreso esperan la siguiente masacre, sin que se tome ninguna acción para evitarlo. EU es el país con más armas en poder de particulares, incluidas armas de alto poder, utilizadas en las guerras por las fuerzas armadas. Frente a cada masacre, los políticos rezan, ofrecen su apoyo, condenan, pero no hace nada el Congreso ni el Presidente. Esperan la siguiente masacre. Las dos mas recientes: Las Vegas y Sutherland en Texas, muchas otras recordar: Newton, Aurora, Orlando, San Bernardino, Columbine… otra excepción, Estados Unidos entre los países más desarrollados el único que no ha podido evitar las masacres continuadas. En Australia, en donde por la masacre en 1996 en Port Arthur el gobierno tomó medidas para controlar las armas, no ha habido otra masacre. Dunblane, Escocia, el mismo año, masacre y la misma receta: control por parte del gobierno. No se repitió otra masacre desde entonces. Noruega, 2011, la misma receta: control y fin de las masacres.

Pero EU no puede detener las masacres, no hace nada. gobierno y Congreso dan el pésame a las familias, condenan, rezan por lo muertos y se sientan a esperar la siguiente. En el caso de Sutherland, ni siquiera se aplicó la restricción que impide a enfermos mentales adquirir armas, el asesino había sido dado de baja en el Ejército y no estaba en las lista del FBI de quienes no pueden adquirir armas, por un error de notificación por parte de la milicia. ¿De verdad ni las restricciones se toman en serio? Continuarán las masacres porque prevalecen los intereses de la industria de las armas y el poderoso lobby que financia campañas políticas de la NRA (Asociación Nacional del Rifle), compra voluntades y resoluciones políticas. El costo; más muertos que en las últimas guerras, eso sí, con armas americanas.

Excepción en el mundo global: Trump puede preciarse de que está inaugurando una nueva era del excepcionalismo global. Estados Unidos es ya el único país fuera del Acuerdo de París del Cambio Climático, Trump espera que pronto pondrá fin a los acuerdos comerciales internacionales, faltaba más. Y vendrá otra excepción, como ya lo advierte The Economist: EU será el país más poderoso con pérdida de influencia global. ¿Algo le dirían a Trump los menguados aplausos en la reunión de la APEC, y la ovación a Xi-Jinping?

Periodista y analista internacional

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