Viven en la incertidumbre y pasando del temor a ser deportados a una relativa tranquilidad de que no lo serán, para volver al miedo pensando que tendrán que abandonar estudios y trabajo para regresar a la oscuridad. Desde que llegó Trump a la Presidencia, 800 mil jóvenes que se acogieron al programa DACA viven así en el estrés permanente. En los últimos días han corrido rumores de que DACA llegará a su fin, primero se anunció en una entrevista televisiva por un funcionario del gobierno, luego corrieron rumores de que se anunciaría este viernes, hoy la vocera Sarah Huckabee dijo que la decisión está por tomarse y que será anunciada el martes. Sin decir si se eliminará el DACA o se mantendrá.

Es una de las formas conocidas de tortura, primero infundir miedo, luego perdonar y dejar que la víctima se sienta tranquila, para volver de nuevo al terror o la tortura que se vuelve cada vez mayor. El 16 de junio Trump afirmó que mantendría el programa de Obama que protegía a cientos de miles de indocumentados, porque no quería lastimar a los jóvenes. Hoy conservadores antiimigrantes que lo rodean aplauden que se acabará con el programa de Obama.

Es de suponerse que a Trump le gustaría acabar con el DACA por varios motivos. Primero, necesita dar un golpe espectacular a un programa de Obama, después de su fracaso para poner fin al Obamacare. Segundo, por qué no hacerlo para mostrar el músculo en un tema sensible para los mexicanos, casi al finalizar la segunda reunión de México, Canadá y Estados Unidos para modernizar el TLCAN. Tercero, eso estaría de acuerdo con las posiciones racistas recientemente fortalecidas en Charlottesville en apoyo a grupos supremacistas blancos, al Ku Klux Klan y extremistas neo-nazis.

Con un golpe definitivo contra los dreamers también se mantendría en la misma línea del perdón que otorgó al sheriff de Maricopa, Arizona, Joe Arpaio, condenado por desacato de un juez que le ordenó poner fin a sus acciones racistas. Arpaio durante años persiguió indocumentados por el color de su piel, los llevó a un campo de concentración con tiendas de campaña, los amenazó y los torturó al extremo. Pero Trump lo perdonó antes de que terminara el juicio, vulnerando la autoridad judicial.

¿Por qué no acabar con el DACA ahora? Considerando los hechos recientes, a Trump le gustaría poder deportar dreamers, daría gusto a sus electores, reforzaría una posición política por la que ya ha pagado algunos costos, para él nada graves, tanto en Charlottesville como en el caso Arpaio. Trump necesita un triunfo político espectacular y por ahora frente al TLCAN lo más que puede hacer es seguir enviando tuits que van perdiendo su efectividad.

Puede dar, sí, dos golpes espectaculares. Pero ¿no estará comenzando a entender como le ha funcionado el boomerang o backlash? México tiene un equipo de primera en la negociación del TLCAN, experimentado y conocedor de los vínculos comerciales y económicos con vínculos con empresarios de México y de EU. Y bueno Trump debería tener en cuenta cómo reaccionan ciertos grupos empresariales importantes en EU. Volviendo al tema de los dreamers, hoy mismo ya salieron en su defensa empresas tan importantes como Amazon, Apple, Facebook, Cisco, E-Bay, General Motor y otras, junto con hospitales a los que les interesa el trabajo de los dreamers que se preparan como médicos. Y luego vendrá también la reacción en apoyo de sus compañeros y profesores de las Universidades.

Para acabar, una cifra demoledora que debería tener en cuenta, según un sondeo del Pew Research Center: a sólo el 16 por ciento de los estadounidenses les gusta la conducta del presidente Trump.

Directora de Derechos Humanos de la SCJN.
@leticia_bonifaz

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