En la entrega anterior abordé el reto que enfrenta la industria turística para desarrollar e implementar los mecanismos que nos permitan hacer un uso cada vez más intensivo de las tecnologías de la información para promocionar, mejorar la experiencia turística y sobre todo hacerla sostenible y benéfica para las comunidades receptoras.

Esta semana, durante una gira con motivo de la inauguración de la Casa de México en España, he tenido la oportunidad de reflexionar al respecto con miembros de la comunidad turística de ese país, el cual es la segunda potencia turística del mundo por número de visitantes y captación de divisas.

Uno de los temas que se abordaron en esta gira fue precisamente un trabajo conjunto para desarrollar el Modelo Mexicano de Destino Turístico Inteligente (DTI). Este concepto es uno de los mecanismos para integrar diferentes tecnologías de la información al sector y clave para aumentar su capacidad de generar valor para el turista y bienestar para la sociedad.

Un destino inteligente es un destino turístico innovador, con una robusta infraestructura tecnológica, que garantiza un desarrollo sostenible del espacio, que es accesible para todos, promotor de distintas interacciones entre el visitante y su entorno, y que además de mejorar la experiencia turística, mejora la calidad de vida del residente.

La conversión a un destino inteligente significa estimular y aumentar su competitividad por medio de la capacidad innovadora, mejorar la percepción del destino, y en consecuencia contar con una mayor capacidad de crear valor tanto para quien paga los servicios, como para las empresas y trabajadores que los prestan.

Un DTI debe contar con una estrategia para revalorizar sus atributos mediante un aprovechamiento racional de sus atractivos naturales y culturales, el desarrollo de nuevos productos, servicios, y mejores procesos productivos y de interacción del visitante con el destino.

Los destinos inteligentes también contribuyen a que la gobernanza del turismo sea más inclusiva, dado que cuentan con organizaciones e instituciones que representan a todos los interlocutores públicos y privados del destino en cuestión, ayudando a garantizar la accesibilidad de los sitios, mejorar los productos y servicios turísticos, eliminar las barreras para la movilidad, entre otros.

Un ejemplo de destino inteligente es El Hierro, España, que se ha convertido en la primera SMART Island del mundo al alcanzar logros como la autosuficiencia energética y menor contaminación, esto gracias a la generación de electricidad con basura y acciones de mimetización del entorno como integración de las antenas, obras de casetas, placas solares en el paisaje, incluso la sustitución de ladrillo por piedra volcánica en la construcción.

Otro ejemplo es Singapore Smart City, un plan maestro a 10 años que se centrará en el desarrollo de comunidades inteligentes impulsados por la inteligencia, la integración y la innovación. Ahí los turistas ya disponen de una aplicación con alertas, estadísticas de crimen por zona, notificaciones sobre personas desaparecidas, la comisaría de policía más cercana, teléfonos de emergencia e información basada en el geo posicionamiento del turista, como el hospital más cercano o eventos que están sucediendo en sus alrededores.

En nuestro país el Pueblo Mágico de Tequila, Jalisco se ha posicionado como el primer destino inteligente del país, proyectándose como una ciudad inteligente madura para el año 2040. Entre otras cosas, el uso de Big Data en sus puntos de venta y búsquedas online ha permitido tener estadísticas precisas de los turistas que arriban, con lo que han afinado su propuesta de valor.

Tequila también cuenta con puntos inteligentes para orientar a visitantes, monitorear flujos (sensores de calor para identificar concentraciones de personas), recabar información y publicitar el destino. Su modelo además es replicable para otros pueblos mágicos y destinos del país, proponiendo soluciones e innovación en materia de conectividad, trazabilidad y movilidad.

Este tipo de productos y comunidades es hacia donde deben moverse los destinos turísticos de nuestro país, sólo así garantizaremos la preservación de nuestro patrimonio natural, cultural y una ampliación de los beneficios que genera el turismo a millones de mexicanos.

Secretario de Turismo

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