Cuando se fija un objetivo y un método para alcanzarlo, también se determina un plazo. Si no se obtiene lo presupuestado, se revisa la forma en que se está haciendo, se hacen modificaciones y se lanza nuevamente. Si después de un nuevo periodo la meta continúa sin ser alcanzada, generalmente se busca otro método, se acude a escuchar consejos y se busca una ruta diferente. Eso se da en todos los ámbitos: empresarial, personal, científico, estudiantil … con excepción del ámbito político.

México tiene tres décadas con programas gubernamentales que pretenden disminuir la pobreza y la desigualdad en el país. Se dio la alternancia política y el problema persiste. Aunque hay avances mínimos, en algunos periodos y en ciertas zonas el problema parece incrementarse... pero se insiste en mantener la ruta.

EL UNIVERSAL informa hoy que poco han servido los más de 6,500 programas que existen a nivel federal y local para reducir las carencias en grupos vulnerables, pues el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), instancia encargada de medir la pobreza, estima en 53 millones el número de pobres en el país.

Varias organizaciones han señalado que tal número de programas solo ocasiona la dispersión de ayuda, por lo que recomiendan la integración de un padrón nacional único de personas vulnerables.

Hay programas duplicados como los apoyos a los adultos mayores, de los cuales hay 33 en la República. ¿Dónde queda la coordinación para actuar de mejor manera contra uno de los problemas más graves que tiene el país? Podría haber mejores resultados en la lucha contra la pobreza con una coordinación que evitara la repetición de ese tipo de ayuda.

En los hechos, la entrega de esas micro ayudas —generalmente son unos cientos de pesos cada mes— no contribuyen a desaparecer la pobreza sino a generar clientelas para partidos políticos, que se cuelgan esos apoyos con el fin de obtener el voto de los beneficiarios. La ayuda económica se vuelve efímera cuando las familias utilizan el dinero para satisfacer sus necesidades básicas.

Luego de décadas de entrega de apoyos y de escasos resultados, queda claro que la vía asistencial no resolverá el problema de pobreza, al menos no a corto plazo.

Generar condiciones económicas que permitan el desarrollo de zonas atrasadas es una de las mejores maneras para erradicar la miseria. Entidades con crecimiento económico son las que han obtenido mejores resultados en disminución de pobreza. Siempre debió apostarse por esa ruta.

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