La violencia en México no se puede ocultar. Se vive a diario aunque en unos estados más que en otros; en las principales ciudades sus habitantes conocen las zonas vedadas para visitar por la noche o incluso a cualquier hora del día. Las cifras oficiales confirman que los índices delictivos, en especial el de homicidios dolosos, se han incrementado. De acuerdo con el Inegi, para 76 por ciento de los mexicanos vivir en su ciudad es inseguro.


La situación no sólo genera percepciones negativas en el interior del país, también en el exterior. En el anterior pico de violencia, registrado en el sexenio pasado, era común que los mexicanos que viajaban al extranjero eran recibidos con preguntas sobre la delincuencia que se registraba aquí. Hace una década Ciudad Juárez llegó a tener la tasa más alta de homicidios en el mundo. ¿Qué imagen puede crearse con cifras así?

Por unos años la ola delictiva se contuvo, aunque solo un poco. Ayer el Departamento de Estado de Estados Unidos dio a conocer las más recientes alertas para sus connacionales que viajan al exterior. México no sale bien librado. Prácticamente la mitad del territorio (15 de las 32 entidades) fue catalogada en nivel 3 y 4 que significa “reconsiderar el viaje” y de plano “no viajar”. La prohibición manifiesta para desplazarse se asignó a cinco estados: Colima, Guerrero, Michoacán, Sinaloa y Tamaulipas. A nivel internacional países como Irak, Afganistán y Siria se encuentran también en el nivel 4.

Esa es la percepción y la imagen que prevalece en el país vecino, y muy seguramente en el mundo. Hace unos días Canadá emitió también una alerta para evitar viajar a nueve entidades mexicanas.

¿Se debe culpar al gobierno de Estados Unidos por equiparar algunas zonas del país a las naciones más inseguras del mundo? La alerta estadounidense precisa que México vive un clima de criminalidad, a diferencia de Afganistán, Irak y Siria, donde hay conflictos armados y riesgo de terrorismo. En definitiva la causa no es la misma, lo que debe preocupar es que un asunto de crimen doméstico llegue a índices que pueda ser considerado al mismo nivel de conflictos bélicos.

La inseguridad y la violencia se han adueñado de amplias zonas en el país (muy probablemente con la complicidad de autoridades locales) y poco se ha avanzado para combatirlas. Que nadie se diga sorprendido o indignado por la forma en que el país es percibido en el exterior.

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