De los jóvenes entre 20 y 24 años solo 27% se encuentra estudiando la educación superior, pero no todos la terminarán satisfactoriamente. De los jóvenes entre 20 y 24 años alrededor de 50% decidió no estudiar más y se encuentra ocupado, pero 60% está en el sector informal. De los jóvenes entre 18 y 24 años aproximadamente una cuarta parte no estudia ni trabaja.

La situación para ninguno de los tres grupos anteriores es fácil. Los que terminan la universidad se encuentran con pocas opciones de empleo bien remunerado y escasas prestaciones sociales. Los que deciden comenzar a trabajar desde temprana edad se dan cuenta de que el ingreso que reciben apenas sirve para cubrir sus necesidades más elementales. Para los que no estudian ni trabajan la situación es más desesperante: las puertas de la educación y del trabajo se les han cerrado; sobre ellos acecha la sombra del crimen organizado, que busca reclutarlos.

La situación para los jóvenes de México es poco promisoria. En general están desencantados con los gobiernos de todos los niveles.

Lo poco atractivo que les resultan los políticos es un hecho comprobado. En abril, EL UNIVERSAL realizó una consulta con 30 jóvenes de todo el país destacados en sus disciplinas, y la vara con la que midieron a los políticos fue dura, pues ven en ellos corrupción y atención solo de sus intereses.

Ahora este diario da a conocer una encuesta que realizó la UNAM entre 500 de sus alumnos —no solo estudiantes capitalinos sino de 25 entidades— y los resultados no son diferentes a los del ejercicio que hizo EL UNIVERSAL. Para 90% de los universitarios, los políticos en México son deshonestos y una misma proporción señala que sus opiniones y necesidades no son consideradas por el gobierno a la hora de tomar decisiones. Aunque la encuesta muestra los resultados de una universidad pública, es fácil imaginar que en el resto del país y en otras universidades las cifras son bastante similares.

Por la asistencia numerosa de los alumnos a los escasos encuentros de candidatos presidenciales en foros universitarios, cabe la posibilidad de que la desaprobación hacia los políticos no implica un rechazo a la participación. Sin embargo, que la cuarta parte del país tenga una opinión negativa de los políticos debería provocar un cambio casi inmediato en ellos.

Por lo que se vio en las campañas que hoy terminan, los jóvenes no fueron prioridad. Los políticos no parecen estar escuchando a la población. Quizá esa es la causa de su elevada desaprobación. Así está el nivel de la clase política mexicana.

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