Si las grandes instituciones bancarias han sido blanco de hackers, los cuales lograron sustraer al menos 300 millones de pesos, de acuerdo con lo que ha dado a conocer el Banco de México, ¿en qué situación se encuentran los usuarios de internet?

La respuesta se explica mejor con cifras. En 2016 el promedio mensual de denuncias de fraudes cibernéticos en comercio electrónico era de 131 mil; en 2017 aumentó 50% para llegar a 193 mil casos cada mes, según reporta la Estrategia Nacional de Ciberseguridad del gobierno federal.

En su acceso habitual a internet, los usuarios están expuestos a múltiples riesgos; muchos lo saben, pero hay otros tantos que lo ignoran. Desde los correos que llegan diariamente para ayudar a enfermos moribundos con la promesa de recibir grandes cantidades de dinero, hasta los mensajes que suplantan a instituciones bancarias con el fin de obtener datos confidenciales del usuario. A lo anterior se agregan también los sitios falsos y la propagación de virus informáticos.

La elevada cifra de denuncias es un reflejo de la falta de prevención que existe entre los millones de personas que tienen acceso a internet. La educación digital no ha avanzado con la misma rapidez que las nuevas tecnologías irrumpieron en la vida cotidiana. Se requiere que instituciones públicas (desde la Policía Cibernética hasta la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros, incluso la Secretaría de Hacienda) así como bancos y empresas que vendan sus productos vía internet informen de manera oportuna a usuarios, por ejemplo, que nunca enviarán correos para solicitar información confidencial. En los delitos de este tipo generalmente los bancos no tienen injerencia, por lo que es complicado que prospere cualquier reclamo. De ahí la importancia de la educación digital.

Internet y las redes sociales son ahora la calle, el espacio público, y como tal, son varios los peligros que ahí acechan. En otro ejemplo, muchas de las bandas que enganchan a jóvenes para trata operan exclusivamente desde redes sociales.

La tecnología vino a facilitar la vida en muchos aspectos, pero hay riesgos implícitos que deben conocerse, especialmente entre niños y adultos mayores. En esta era hiperconectada lo ideal sería utilizar los mismos medios para advertir de los peligros y de señalar a personas o sitios falsos que solo buscan defraudar. Es urgente trabajar en ello.

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